En los últimos años, el alquiler de vivienda en España ha crecido a un ritmo vertiginoso, especialmente entre los jóvenes, quienes se enfrentan a barreras cada vez mayores para adquirir una propiedad. Según el Banco de España, el porcentaje de menores de 30 años que vive en alquiler ha aumentado dramáticamente, pasando del 32,2% en 2007 al 56,6% en 2023.
Las causas de este fenómeno van más allá del mercado inmobiliario: un panorama laboral incierto, el encarecimiento del precio de la vivienda, la escasez de financiación hipotecaria y una oferta limitada de alquiler residencial han puesto a los jóvenes en una posición de vulnerabilidad. Para muchos, alquilar se ha convertido en la única opción viable en un contexto donde el precio de las propiedades sigue siendo inalcanzable para la mayoría.
Crecimiento del alquiler entre los jóvenes y el encarecimiento de los precios
El último informe del Banco de España pone en evidencia que no solo los menores de 30 años han aumentado su presencia en el mercado de alquiler, sino también los adultos jóvenes de entre 30 y 44 años, quienes han pasado del 18,1% en 2007 al 34,3% en 2023.
El alquiler se ha convertido en la única opción para muchos de estos jóvenes, especialmente en áreas urbanas y turísticas, donde el coste de la vivienda es más alto y la oferta de propiedades en alquiler residencial resulta insuficiente para satisfacer una demanda creciente. Esta situación ha afectado particularmente a los hogares con menores ingresos, como los jóvenes y las personas de origen extranjero, quienes se ven obligados a alquilar debido a la falta de alternativas accesibles en el mercado de compraventa.
Factores económicos y la escasez de financiación
Las dificultades económicas y el limitado acceso al crédito hipotecario también juegan un papel crucial en el crecimiento del alquiler entre los jóvenes. Desde la crisis inmobiliaria de 2008, las entidades bancarias han endurecido los requisitos para conceder hipotecas, lo cual ha restringido las posibilidades de los jóvenes para acceder a la compra de una vivienda. A esto se suma una reducción del plazo medio de los nuevos préstamos hipotecarios, que ha pasado de los 30 años en 2007 a unos 25 años desde 2014, lo cual eleva el coste mensual de las hipotecas y dificulta aún más el acceso a la propiedad.
Además, las condiciones económicas de los jóvenes, caracterizadas por empleos más precarios y salarios más bajos, les impiden ahorrar lo suficiente como para afrontar el pago inicial de una vivienda.
La escasa oferta de vivienda social y el auge del alquiler turístico
El mercado de vivienda protegida, que podría haber aliviado la carga de los hogares jóvenes, ha disminuido considerablemente en España en las últimas décadas. Según el Banco de España, el número de viviendas protegidas finalizadas ha caído drásticamente, pasando de 55.000 unidades anuales en el periodo 1990-2009 a tan solo 8.000 anuales entre 2015 y 2023.
Esta carencia de vivienda social, sumada a la creciente popularidad de modalidades alternativas de alquiler como el turístico y de temporada, ha contribuido a que la oferta de alquiler residencial sea insuficiente para cubrir la demanda existente.
El auge del alquiler turístico, especialmente en ciudades y zonas costeras de gran atractivo, ha mermado aún más la disponibilidad de viviendas de alquiler a largo plazo. Esto ha llevado a un incremento significativo de los precios en estas áreas, lo cual afecta directamente a los jóvenes y los colectivos con menores ingresos, quienes se ven desplazados hacia la periferia o se ven obligados a compartir vivienda para poder afrontar los altos precios.
Impacto en las grandes ciudades y zonas turísticas
La creciente demanda de alquiler se ha concentrado especialmente en las grandes ciudades y sus áreas metropolitanas, donde la presión sobre el mercado de vivienda es más intensa.
El Banco de España señala que entre 2014 y 2022, el 60% del aumento poblacional se ha registrado en las periferias de las áreas urbanas y en un 32,5% en los centros de las grandes ciudades, lo que ha generado una competencia creciente por el alquiler en estos núcleos de alta densidad.
Esta tendencia afecta principalmente a los jóvenes, así como a los nuevos residentes con menor nivel de renta y ahorro, quienes, al no poder permitirse el acceso a una vivienda en propiedad, tienden a optar por el alquiler compartido y el arrendamiento de habitaciones.
La rentabilidad del alquiler impulsa la inversión privada, pero la oferta sigue siendo limitada
Aunque la rentabilidad del alquiler ha aumentado, atrayendo a muchos inversores particulares, la oferta de vivienda de alquiler en España continúa siendo limitada. Este mercado, dominado por pequeños propietarios, no ha logrado satisfacer la creciente demanda de alquiler residencial, en gran parte debido a la preferencia de los inversores por el alquiler turístico y de temporada, que ofrece un rendimiento potencialmente mayor en zonas de alta demanda turística.
La limitada presencia de grandes propietarios y la escasa inversión institucional en el sector del alquiler también han contribuido a que el mercado español siga dependiendo de la oferta particular. Esto ha llevado a que las políticas de vivienda no logren satisfacer la demanda de alquiler de larga duración, lo cual mantiene al mercado en una situación de escasez, con precios que siguen en ascenso.