El otro día fui a votar a las elecciones a Decano de mi colegio profesional, el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, y lo hice única y exclusivamente porque un amigo presentaba su candidatura para ello.

Es la única ve que he votado en las cuartas elecciones desde que soy colegiado, y movido por lo anteriormente descrito.

El Icam es probablemente el colegio de abogados más grande Europa y el que más presupuesto maneja. ¿Saben cuántos ejercimos el voto?: no llegó al 8% del censo (por debajo incluso del porcentaje de voto en 2012, que ya fue bajo).

No hace falta ser un lumbrera para atisbar la razón por la que nos interesa más bien poco quién sea Decano: desafección y falta de realidad histórica de las élites dirigentes decanales para con los componentes colegiales.

Efectivamente, los abogados de a pie nunca hemos visto nuestras legítimas reivindicaciones atendidas ni valoradas. Mucha promesa en campaña y luego… lo de siempre.

Tampoco es que ayudara mucho el cruce continúo de sables entre las candidaturas.

Para otros colegas y colegiados, la institución funciona igualmente hasta sin Decano, con lo que estamos también ante una vía muerta.

Recuerdo los nervios de la Decana saliente esa mañana (casi choco con ella.en las escaleras que daban al hall donde se votaba físicamente), recuerdo la búsqueda cómplice de miradas del vencedor esa mañana (saludando a gente que ni conocía) y alguna cosa más que no puedo dejar por escrito.

Me pregunto: ¿Por qué hay tortas para ser decano si el cargo no está remunerado?, ¿Por qué hay tanta desafección ?, y, sobre todo:

POR QUÉ NO SE INSTAURA EL.VOTO TELEMÁTICO CON EL CARNET NUESTRO ACA?

Creo que las respuestas son evidentes y el contenido de las mismas preocupante.

Veremos qué depara el flamante nuevo mandato decanal.

A cuidarse, meus.

PGV