Máximo Gorki (Nizhny Nóvgorod, 28 de marzo de 1868 – Moscú, 18 de junio de 1936) fue un escritor y político ruso identificado con el movimiento revolucionario soviético.
Alekséi Maksímovich Peshkov fue hijo de Maksim Savvátievich Peshkov y de Varvara Vasílievna Kashírina. Con apenas cinco años pierde a su padre debido al cólera lo que obliga a su madre y a él a regresar a vivir al tempestuoso y hostil hogar de los abuelos paternos. Gorki sólo consigue permanecer viviendo en él hasta la muerte de su madre, que sucede cuando tiene diez u once años de edad. El abuelo le dijo: «Bueno, Lekséi, tú no eres ninguna medalla para que yo te lleve colgado del cuello; ese no es tu sitio; anda, vete por el mundo a ganarte el pan».
El joven Gorki, pues, comenzó a desempeñar oficios variados a muy corta edad. En el transcurso de dieciocho años, desde 1875 hasta 1893, el autor trabajó como empleado de pintor, ayudante de panadero, camarero de barco, empleado de ferrocarriles y hasta como vendedor de bebidas.
Toda la experiencia acumulada a lo largo de sus correrías, enriquecería más tarde el bagaje temático del escritor. Sus vivencias y las de las personas con quienes trabajó y convivió conforman los relatos de sus obras autobiográficas “Infancia”, “Entre los hombres” y “Mis universidades”.
De hecho, una de sus experiencias, su permanencia como pasante de abogado, fue la que despertó su gusto por la literatura y su interés por la cultura. En adelante, la lectura fue actividad crucial en sus días y más tarde dio lugar a sus primeras narraciones: “Makar-Chudrá” (1892) o “Chelkash” (1895).
La producción literaria de Máximo Gorki es abundantísima. Cultivó todos los géneros literarios. Su temática, desde distintos puntos de vista, igual. Su objetivo final, idéntico: analiza las condiciones socio-económicas del pueblo y fustiga las lacras de una sociedad que consiente y hasta provoca la miseria como un hecho normal cotidiano.
En este librito aparecen dos formas de escribir, dentro de esta identidad de objetivo: “El vagabundo filósofo” es pura literatura realista, por las descripciones tan detalladas, profundas y sociales de un personaje-tipo, a caballo entre el cinismo y la bondad.
“Un corazón en el lodo” es un canto poético a una chica de vida dudosa y, por ello, llena de un amor entrañable. Igual, “Hace milagros el amor”, de una ingenuidad y fraternidad humanas más allá por la lucha de la existencia. “Más fuerte que la montaña” es la fuerza del hombre, capaz de atravesar montañas y trascender su propia existencia.
Gorki nos afirma en todos sus escritos, a pesar de sus trazos duros, su confianza en el hombre. Mientras más degradado aparece, más entrañablemente es descubierto por nuestro autor.
Verdadera joya.
Vale.