Rioja Vega apuesta por la recuperación y revalorización de la maturana tinta a través de la elaboración de un monovarietal de producción limitada que refleja el compromiso de la bodega centenaria con la preservación del patrimonio vitivinícola de la región. Un proyecto que permite rescatar del olvido variedades históricas, para enriquecer la diversidad y calidad de nuestros vinos, y ofrecer al consumidor opciones que combinan tradición, exclusividad y singularidad. Y así nace Rioja Vega Maturana 2021, vino que rinde homenaje a una variedad ancestral en Rioja. Su primera referencia documentada se remonta al siglo XVII, poco a poco fue extinguiéndose al ser desplazada por otras uvas más productivas. A finales de los ochenta es rescatada del olvido gracias a un proyecto de investigación del patrimonio vitivinícola de la región. Finalmente, en 2007 el Consejo Regulador de la D. O. Ca. Rioja aprueba su cultivo. Actualmente supone el 0.43 % del viñedo en Rioja.

En palabras de su creadora, la enóloga Esperanza Elías: «Rioja Vega Maturana 2021 es una propuesta única y diferenciadora para curiosos del vino interesados en variedades autóctonas recuperadas, con una fuerte identidad regional» y afirma que «es la opción para amantes de la frescura y la elegancia que buscan vinos con personalidad, versátiles y gastronómicos». Pra su elaboración, se mantiene en depósito a una temperatura de unos 3 ºC para favorecer la extracción de precursores fenólicos y aromáticos que influirán en el sabor y estructura del futuro vino. La fermentación fue a temperatura controlada, alcanzando un máximo de 28 ºC con remontados cortos y frecuentes que favorecieron las extracciones suaves y una fermentación homogénea. Hubo un control diario durante 6 días de maceración postfermentativa hasta el momento de su descube. Tras los trasiegos y entrada en barricas, sufrió una crianza en barrica de roble americano (75%) y francés (25%) durante 13 meses. Fue embotellado el 12 de junio de 2024.

El resultado ha sido un vino de color granate-violeta de intensidad media-alta, que en nariz destaca desde el inicio por sus aromas intensos a fruta roja y hierba fresca con notas de regaliz y eucalipto. A su paso por el paladar resulta fresco y aterciopelado, desarrollando un regusto mineral y especiado, debido también al respeto por la variedad y el aporte de taninos finos del roble francés y los más dulces del americano. Es persistente en boca y se prolonga con suavidad y delicadas sensaciones balsámicas. Es un vino complejo, en suma, con frescura y potencial longevidad, que combina bien, servido a unos 18 ºC, con carnes rojas, de caza y estofados, quesos curados, guisos de cuchara y postres con base de chocolate negro. Su PVP es de 32 €.

