EL PREDICADOR CODY COOTS

El estremecedor momento del sermón en el que el pastor pentecostal es mordido por una serpiente de cascabel

Una secta que baila y canta con serpientes y se bebe su veneno

El pastor estadounidense Cody Coots fue hospitalizado de emergencia, después de ser mordido por una serpiente de cascabel en una de sus ceremonias religiosas.

El incidente ocurrió en una iglesia de Middlesboro, Kentucky, cuando él predicador daba un sermón con el reptil enrollado en su cuello.

El propio maestro de ceremonias está vivo de milagro. Su padre, no. Lo fulminó uno de sus ofidios hace años.

La Iglesia Plena del Tabernáculo del Nombre de Jesús es una congregación pentecostal cuyos feligreses sacan serpientes de cascabel en mitad de las ceremonias, las manipulan y bailan con ellas, mientras comen veneno, entran en trance, sufren convulsiones, hablan «en lenguas» (aunque nadie ha demostrado que emitan otra cosa que sonidos inconexos), y pasan las manos por llamas de trapos inflamados con gasolina.

Los expertos estiman que hay unos 125 templos en los que se llevan a cabo estos rituales, aunque el mejor conocedor de los pentecostales manejadores de serpientes, Ralph Wilbur Hood, profesor de Psicología de la Religión en la Universidad de Tennessee en Chattanooga -que ha actuado como mediador para que Crónica pueda asistir al ritual- considera que la cifra real es muy superior.

Algunas de estas iglesias se encuentran a menos de 200 kilómetros de ciudades como Washington, Atlanta o Nashville. Pero culturalmente son otro planeta.

El «manejo de las serpientes» (serpent handling, en inglés) nació en torno a 1910, y está prohibido porque está considerado maltrato animal.

Pero las autoridades nunca han perseguido a esta corriente religiosa cuyas ceremonias se basan exclusivamente en estas 47 palabras del Evangelio de San Marcos: «Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán».

Aunque para muchos exégetas bíblicos esa frase es apócrifa y fue añadida al texto original siglos después de la escritura del Evangelio, los manejadores de serpientes han fundado sobre ella un ritual que parece propio de una religión animista africana en el Bible Belt, o Cinturón de la Biblia de EEUU.

Basta conducir por Kentucky y Tennessee para darse cuenta de la omnipresencia de la Biblia en la cultura local aunque sólo sea por las cruces, algunas de más de 20 metros de alto, colocadas en tríos, imitando el Calvario, y por los carteles con frases como «Ponte a bien con Dios» o «Recemos para acabar con el aborto».

En el condado de Bell, donde está Middlesboro, sólo se permite la venta de alcohol en restaurantes que tengan como mínimo capacidad para 100 personas.

Éste es el territorio de los cristianos evangélicos. Y los pentecostales manejadores de serpientes llevan al extremo la liturgia de ese grupo.

Es casi más un concierto de rock, una especie de comunión colectiva. La gente se anima, los predicadores se sueltan a hablar. No hay estructura. Los cuatro músicos tocan canciones según su inspiración.

Los predicadores lanzan largos discursos a gritos, corriendo de un lado a otro del templo.

Cuando han pasado tres cuartos de hora de ceremonia, un hombre corpulento que ha conducido durante seis horas desde Alabama para asistir a la liturgia y que está bajo tratamiento por un cáncer de piel se levanta y empieza a bailar en círculo alrededor de las tres cajas.

Dos contienen copperheads -víboras del Este de EEUU – y la tercera, serpientes de cascabel, tambien llamadas crótalos.

El hombre abre una de las cajas y saca varias serpientes. Las mantiene en las manos, mientras gira en círculos. Un parroquiano suspende su éxtasis por un instante y despliega un cordel azul entre los dos bancos más cercanos al altar, para que nadie se acerque indebidamente a las serpientes.

Es algo que se aplica especialmente para los niños, ya que los menores de 18 años – al igual que las mujeres – tienen prohibido tocar a los reptiles. Y no es por falta de ganas. El niño regordete que tiene las culebras de peluche es el hijo de Cody Coots, el líder de la congregación, y mira al hombre que juega con las serpientes con admiración.

Su bisabuelo fundó la Iglesia Plena del Tabernáculo del Nombre deEl chaval lleva la tradición en la sangre Jesús.

Su abuelo, Jamie Coots, se convirtió en una celebridad en Estados Unidos gracias al reality show de la cadena de televisión National Geographic Snake Salvation (La salvación por la serpiente). En febrero de 2014, un crótalo le mordió en la mano derecha.

Coots no dejó que llamaran a los servicios de emergencia y murió dos horas después en su casa.

Como explica Hood, que a sus 77 años mantiene una vitalidad envidiable y un cierto aire de profesor de película con su larga barba blanca y su cuerpo alto y delgado, «los manejadores de serpientes interpretan de manera literal el Nuevo Testamento, que dice que cada uno tiene su hora para morir, así que para ellos no es diferentes fallecer de una mordedura de serpiente o de un ataque al corazón».

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