CRIMEN Y CASTIGO

Al joven atracador le vuelan los sesos de un balazo

Es la canción eterna en Venezuela. Ocurrió el 5 de abril de 1998, cuando el maleante de 18 años Héctor Duarte intentó atracar una panadería con una pistola y bajo el efecto de estupefacientes.

Sucedió en Cúa, aproximadamente a 50 km de Caracas. Tras ser sorprendido por la policía municipal en pleno atraco y un breve tiroteo en el que recibió un balazo en un brazo, Héctor huyó a un conjunto residencial cercano.

Allí tomó como rehenes a una señora de 44 años, Nancy López, y a su familia.

El delincuente ldisparó a dos de sus rehenes, dejándolos heridos en el noveno piso. uno de los heridos era un niño de 9 años.

Acto seguido salió del edificio con la mujer, apuntándo a su cabeza con la pistola y amenazando con matarla a menos que recibiera un vehículo que pudiese usar para escapar. Planeaba huir hacia Caracas.

La policía estableció un perímetro en la zona y empezó a negociar con el joven.

Durante las siete horas que se prolongó el drama, Héctor habló con su madre por el teléfono móvil de un policía.

A pesar de que el tipo amenazaba con matarla, Nancy se mantuvo calmada durante el secuestro.

La policía intentó reiteradamente convencer a Héctor de rendirse pacíficamente, pero él rechazó repetidamente todas la propuestas.

Eventualmente un francotirador de la policía disparó un solo tiro contra la cara de Héctor Duarte, quien murió instantáneamente. Nancy López se libró asustada y aturdida, pero solo con heridas menores.

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