El presidente Feijoo tilda lo ocurrido de espectáculo bochornoso
La habitual tensión que rodea a las sesiones de control del Parlamento rompió en la mañana de este 24 de abril de 2013 un nuevo límite y del puño de un desquiciado Xosé Manuel Beiras.
En un espectáculo circense, el nacionalista llevó el enfrentamiento político al plano personal y casi hasta el físico.
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, tenía cita en O Hórreo para responder a las preguntas de la oposición sobre las fotos que lo vinculan con el narcotraficante Marcial Dorado y el debate se tornó en una monumental bronca cuando una alusión del líder del PPdeG al famoso zapatazo dado por Beiras en la Cámara en los años noventa provocó que el portavoz de la coalición Altenativa se erguiera de su asiento y se encarara físicamente con Feijoo golpeando su escaño para exigirle «un pouco de decencia».
Explica Domigos Sampedro en ‘La Voz de Galicia’ que el incidente entre Feijoo y Beiras, que acabó con el segundo abandonado temporalmente la sesión por voluntad propia, desató cruces de acusasiones y abucheos entre la bancada de la derecha y la izquierda, e incluso motivó que el portavoz del PP, Pedro Puy, exigiera la observancia de la presidenta de la Cámara, Pilar Rojo, para que amonestara a Beiras:
«¿Hai algúns deputados que teñen bula?», preguntó irónicamente Puy, al ver que veterano dirigente nacionalista no era expulsado.
El encaramiento de Beiras con Feijoo se produjo justo antes de que la coportavoz de AGE, Yolanda Díaz, pudiera plantearle su pregunta al jefe del Ejecutivo. La formuló teniendo que callarse varias veces, debido a los abucheos de algunos diputados del PP, pero centrándose otra vez en el asunto estrella de la sesión de control: las fotos con Marcial Dorado.
«O seu sinal de identidade é a mentira política», le espetó a Feijoo, por haber dicho que en 1995 desconocía que Dorado estuviera implicado en actividades ilícitas.
En un gesto que tampoco tiene precedentes, el presidente de la Xunta le negó la respuesta y le exigió primero «disculpas» por el acto intimidatorio protagonizado instantes antes por su compañero de grupo, y que acabó provocando que el grupo del PP solicitara formalmente la dimisión de Xosé Manuel Beiras.
«Estamos fartos de que a este Goberno e a este partido se nos chame criminais», se quejó Feijoo, que le aclaró a Díaz que le remitirá todos los datos demandados «á Cámara, á Xustiza e a Galicia», dejando así abierta la posibilidad de judicializar el caso.
Al igual que AGE, también el líder del PSdeG, Pachi Vázquez, y el portavoz del BNG, Francisco Jorquera, intentaron poner a Feijoo contra las cuerdas por su vinculación con Dorado.
El dirigente socialista optó por hacerle preguntas precisas para que el líder del PPdeG explicase quién lo amedrentaba y qué buscaba en la relación con el narcotraficante. Feijoo lo acusó de esconderse «nas insinuacións» para relacionarlo con actividades «noxentas e ilegais» y advirtió que se lo hubiera amedrentado, «probablemente as fotos non se publicarían».
Las mismas preguntas precisas las reprodujo Jorquera: «¿Quen o coaccionaba?», insistió, tras remarcar que aunque Marcial Dorado no estuviera en 1995 condenado por narcotráfico ya estaba implicado en delitos como el contrabando, el blanqueo de capitales o la evasión fiscal.
«Se descoñecía esto tamén, ten que dimitir», exigió el portavoz del BNG.
A Jorquera lo atacó Feijoo por la subvención de 125.000 euros concedida por una consellería del BNG en el 2007 a una empresa de Marcial Dorado, y dicho eso le pidió al nacionalista que no «sobreactuara» para poder competir con el zapatazo de Beiras o la emoción expresada en la Cámara hace quince días, justo cuando se debatía sobre las fotos con Dorado.
Esa alusión de Feijoo fue lo que acabó levantando al portavoz de AGE de su escaño para vociferarle al presidente: «¿Qué se cre vostede, o xuíz supremo do país?».