Julián Muñoz pone contra las cuerdas a Isabel Pantoja

Malos tiempos para el ex alcalde, la tonadillera y Maite Zaldívar. Los tres, cada uno a su manera, están envueltos en asuntos turbios que nadie sabe cómo acabarán.

En la mente de Isabel Pantoja no estaba el visitar a Julián Muñoz. Más bien deseaba alejarse de todo lo que oliera a la Marbella corrupta que hoy el juez Miguel Ángel Torres investiga. Pero hete aquí que el ex alcalde ya está hasta el gorro de tanto ostracismo y le ha enviado un recadito a su gitana en forma de «o vienes o tiro de la manta». Y como el horno no está para bollos, a la cantante no le ha quedado otra que presentarse en la cárcel de Jaén para mantener un encuentro que muy poco ha tenido de amoroso y en el que las quejas y reproches estuvieron a la orden del día por parte del encarcelado.

A partir de este momento, Isabel ya sabe, porque así se lo ha dicho Julián, que semanalmente deberá cumplir con su deber de novia enamorada y acudir a la prisión donde mora el Cachuli que le proporcionó coche oficial y otras prebendas. Ni que decir tiene que la Panto se aviene a lo mandado por Muñoz: son demasiados los frentes abiertos y no tiene el cuerpo para más envites.

El pasado siempre es presente

En los últimos tiempos, muchos creen que la cantante ha iniciado una campaña para limpiar su maltrecha imagen. El hecho de que en el programa A Tu Lado se emitieran unas conversaciones telefónicas donde Isabel aseguraba al periodista Pablo Ossa que ella desconocía los tejemanejes de Julián, hace sospechar que la tonadillera desea desmarcarse de todo lo que huela a Operación Malaya. Aunque difícil lo va a tener, porque si los pronósticos se cumplen, tendrá que dar cuentas al juez Torres.

Y si las aguas bajan revueltas para Isabel y Julián otro tanto ocurre con Maite Zaldívar y su novio. La pareja ha tenido que declarar ante el juez por su relación con un supuesto narcotraficante que ya descansa a la sombra.

Las amistades peligrosas

En su comparecencia en Dolce Vita, Maite aseguró que una mano negra sin identificar estaba tras la campaña de desprestigio que se había orquestado contra su persona. El asunto adquiere tintes surrealistas cuando se conoce que la Zaldívar no reconoce como propias las declaraciones que realizó ante las autoridades y que han sido publicadas por Interviú y La Opinión de Málaga.

Por cierto, que Maite no quiso pronunciarse sobre la presunta implicación de su novio Fernando en el tema. Con un «no soy portavoz de nadie», la Zaldivar intentó salir de un camino plagado de espinas. En fin, un asunto de lo más complicado. Tanto, que la rubia acudió a Telecinco en compañía de su abogado.

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