El SOS de Fran Rivera

Si hace un par de años alguien hubiera dicho que Francisco Rivera iba a llamar a los programas rosas para buscar a su perrito perdido, seguramente le habrían llamado loco, anormal o simplemente le habrían cambiado la medicación.

El que fuera uno de los principales hostigadores contra los medios del corazón, a los que acusaba de haberle fastidiado su matrimonio y vida personal y contra los que lanzó toda su artillería de abogados en los juzgados, ha dado uno de esos giros que a uno le dejan tambaleándose durante un tiempo hasta que consigue recuperar nuevamente el equilibrio.

Pero la vida es así de sorprendente, de ahí la magia del día a día. Rivera Ordóñez cambió hace meses. Fui la primera en apreciar esos nuevos guiños con los medios y esas irreconocibles sonrisas en sus apariciones. El torero había dejado las malas maneras del pasado y emprendía un nuevo curso con talante insospechado y templanza de agradecer.

Tanto ha cambiado que días atrás no tuvo ninguna duda en llamar por teléfono al programa «Dolce Vita» para lanzar un SOS tras perder a la perrita de dos meses que acababa de regalar a su hija Cayetana. Colaborador casi fijo de ese plató (con esa intervención creo que ya van tres), Rivera buscó la ayuda de los telespectadores y encontró la respuesta cuando le avisaron de que el cachorro estaba localizado. «Ha sido como tener de nuevo a Papá Noel», dijo después en señal de agradecimiento y conmovido por las miles de llamadas que recibió en cuanto dio a conocer su angustia.

El gesto del diestro fue simpático, espontáneo y eficaz al lograr su propósito. Esa noche Rivera disfrutó de los privilegios de ser famosos y sobra decir que un llamamiento así no se ofrece a nadie que no tenga el tirón mediático del matador. Rivera se aprovechó de ser un rostro habitual de las crónicas rosas para conseguir algo que de otra manera seguramente hubiera sido imposible.

Y es aquí cuando en un ejercicio de memoria y hasta de reflexión, que nunca viene mal sobre todo por estas fechas, una se pregunta cuánto hubiera podido ayudar Rivera si esos mismos llamamientos de auxilio los hubiera hecho en vida de su madre Carmina Ordóñez.

Independientemente de sus sentimientos más íntimos y sinceros, lo cierto es que de cara a los espectadores su silencio fue de lo más elocuente. Mientras Carmina deambulaba por los platós y recibía el rechazo del público, su hijo era testigo mudo de esas comparecencias televisivas.

Pero como decía al principio, eran otros tiempos y otras situaciones. Hoy Rivera no quiere remover el pasado, pero no duda en alabar públicamente el libro que ha escrito su tía Belén sobre la familia, y sobre Carmina en particular, mientras evita pronunciarse sobre el que firma su hermano Julián que es mucho más duro y real que la novelita rosa que ahora promociona su tía.

También en familia es como Julio José Iglesias Preysler pasará esta navidad. En Nochebuena cenó con todos sus hermanos en casa de mamá Isabel que está feliz por reunir un año más a todos sus hijos en la mesa de Puerta de Hierro.

Tras vivir en Miami desde que era adolescente, Julio José decidió hace unos meses que ya era hora de regresar a su patria y conocer mejor la ciudad donde pasó su infancia. De esto y más habló durante la fiesta que ofreció la tienda Friday’s Project que ya cuenta con quince sucursales en España y que se ha convertido en uno de los puntos de moda más cotizados por las marcas que vende.

Ropa divertida, informal y atrevida muy al estilo de la que luce Julio José y que también tiene a la bella Helen Swedin como una de sus musas. Con una ceñida camiseta azul, deportivas y vaqueros, el hijo de Julio Iglesias e Isabel Preysler no es el que más ha triunfado en su carrera pero sí el más dulce y encantador de la casa, y el que alegra la vida a todos los que están a su lado.

También fiesta de moda fue la que se vio en la inauguración de la tienda Anne Klein/Episode, en Madrid, con una larguísima lista de invitados para el cóctel de bienvenida.

Expertas en moda como Beatriz de Orleans, Paquita Torres o Marina Danko pudieron hacer sus primeras compras de cara a los Reyes Magos que, muy a pesar de los que prefieren la bota de Papá Noel, sigue llegando a la mayoría de los hogares españoles a pesar de las modas y costumbres de otros lugares mucho más fríos y lejanos.

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