Los especialistas en Derecho Constitucional consideran que la ruptura choca con la inmunidad presidencial. Opinan que desde su revisión en el último año del mandato de Jacques Chirac, esta protección legal es tan amplia que puede impedir que el jefe del Estado se presente ante un juez, aun en un caso tan privado como una separación sentimental. O sea, que según sus análisis, quien está encargado de «velar por el respeto a la Constitución», la ha violado.
Sarkozy es el primer jefe de Estado francés que se divorcia. Y podría haberse resistido a hacerlo, puesto que su estado de inmunidad presidencial le preserva de colocarse delante de cualquier jurisdicción.
Es una vieja prerrogativa «absolutista» que Sarkozy no ha querido utilizar. Quizá porque su mujer ya había cumplido con la misión de ayudarle a llegar al trono del Elíseo.
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