El caradura de Melendi pide ahora que le devuelvan el dinero

(PD).- Es de aurora boreal. El tipo, que tiene más cara que espalda, reclama ahora aIberia que le deveulva el dinero del billete a México, «porque no pudo viajar». El suyo y el de los dos facinerosos que iban con el cantante en bussines y forzaron al avión a dar la vuelta.

La reclamación de Melendi ha sido presentada en toda regla y apenas unas horas después de que difundiera un comunicado dando su versión sobre el incidente que protagonizó, cuando el comandante del vuelo 6401 con destino a México decidió regresar a Madrid ante el comportamiento del cantante asturiano, que «ponía en riesgo la seguridad aérea».

Melendi pide perdón a todos los afectados. Pero también asegura que la decisión del capitán de volver a Barajas fue «desproporcionada e innecesaria».

Como todo el mundo ya sabe, el comandante del vuelo 6401 de Iberia con destino México, que despegó a las dos de la madrugada del aeropuerto de Barajas, decidió regresar a Madrid tras un altercado protagonizado por Melendi.

El cantante, que viajaba en primera clase, «no se comportó en actitud normal» e increpó a la tripulación. El piloto tomó la decisión tras valorar que un vuelo tan largo no podría llevarse a cabo en esas condiciones. Agentes de la Guardia Civil avisados por la compañía detuvieron a Ramón Melendi Espina nada más aterrizar el avión por un delito de desobediencia al comandante.

El artista estuvo en los Juzgados de Plaza Castilla prestando declaración y por la tarde fue puesto en libertad

COMUNICADO OFICIAL DE RAMÓN MELENDI ESPINA

En Madrid a 13 de Noviembre del 2007.

Ante los sucesos que tuvieron lugar el pasado 12 de noviembre en el transcurso del vuelo 6401 de Iberia Madrid-México, y las noticias que en los medios se han venido publicando en el día de hoy, en mi opinión poco fieles a la realidad de lo sucedido, quiero aclarar públicamente la realidad de lo sucedido, de forma sincera y humilde:

Primero, pedir disculpas al pasaje y a quién se haya podido sentir perjudicado.

Segundo explicar que todo comenzó a partir de algo más o menos común y conocido que yo personalmente padezco que es el miedo a volar. Era mi primer vuelo transoceánico y en previsión de mi miedo opté por tomar un par de copas antes de embarcar para, en la medida de lo posible, desinhibirme de dicha dificultad. Una vez comenzado el vuelo, y después de cierto tiempo de tranquilidad en el avión, comencé, sinceramente, a sentirme intranquilo y temeroso de que pudiera desencadenarse en mi un ataque de pánico dentro del avión. Ante tal indeseable sensación, que me resulta difícil de controlar, ciertamente agitado solicité a la tripulación del avión me sirvieran un combinado según el derecho que, creo, me otorga el billete de avión adquirido para mi vuelo.

Sin embargo, lejos de ser satisfecha dicha mi, creo, justa y muy normal, petición fui tratado, considero, de forma no muy cordial por el miembro de la tripulación que contestó a la misma, el cual simple y llanamente me negó la consumición aduciendo que ya había bebido bastante. Yo, inquieto, reconozco que increpé, quizá subido de tono, la respuesta del miembro de la tripulación, momento en el que se desencadenó una discusión entre nosotros dos por la ya referida cuestión. Hubo por mi parte algún insulto, del cual me arrepiento y me retracto, pero en el contexto de una discusión recíproca en torno a lo que yo considero mi derecho como cliente de la Compañía Aérea. Lejos de ser diplomático, el miembro de la tripulación, entró al trapo y me desafió personalmente. El enfrentamiento subió de tono pero siempre de forma estrictamente verbal, hasta que llegó la calma.

Después de haberse, creo, solucionado el enfrentamiento, desistiendo yo de seguir con el mismo, el Comandante decidió, de forma absolutamente desproporcionada e innecesaria, en mi opinión, una grave medida muy inconveniente y dañina para todo el pasaje, consistente en regresar a destino sin que hubiera en ese momento ninguna situación de riesgo explícito ni patente para nada ni nadie en el avión. A partir de ahí lo que hizo la tripulación fue «informar» a los pasajeros de que volvíamos a destino «por mi culpa», cuando creo que es evidente y constatable que esto está muy lejos de ser así. El vuelo podía y debía perfectamente haber continuado con absoluta normalidad y sin riesgo alguno para nada ni para nadie.

De cualquier modo, y al margen de todo cuanto queda relatado y considerado con absoluta sinceridad y humildad deseo, terminar pidiendo disculpas por si mi conducta, ciertamente subida de tono, hubiera molestado u ocasionado algún inconveniente a cualquiera de los pasajeros o miembros de la tripulación del avión.

Poco más puedo añadir. Reiterar mis disculpas a todos, mi profundo malestar por lo sucedido y mi arrepentimiento de aquello que estrictamente a mi respecta.

Ramón Melendi Espina.»

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