La cantante Lily Allen ha posado para la revista GQ con su nueva figura. Cuando se enteró de que sufría de un problema coronario, contrató un entrenador personal y en seis semanas llegó a bajar seis kilos. La cantante confesó en la revista: «Me sentía como ‘Ay Dios mio, soy enana, gorda, fea… y odio toda esa gente que ostenta con su belleza. Ahora me siento genial. De hecho, no tengo una sola cosa mala para decir de nada».