Pepa Flores cumple los sesenta este lunes. Desde su retirada en torno a 1985 ha huido de cámaras y micrófonos, refugiándose entre los suyos y las labores sociales. Tras diez años de silencio, acaba de conceder una entrevista a Lecturas, donde confiesa que, tras años de renegar de su Marisol, por fin ha logrado ver una de sus películas. «El tiempo, la distancia, te hace analizar las cosas con criterios de justicia que desconocías», justifica.
Reconoce que fue «muy duro» romper con el mundo del espectáculo, y casi más hacer entender a la gente su decisión.
Ahora aspira a vivir en el campo y, aunque ya no milita políticamente como comunista, mantiene su compromiso ideológico:
«Sé a que clase pertenezco y a quién quiero, las personas con las que me siento bien son las humildes, las que viven sin pretensiones desmedidas».
