Eric Clapton: una vida en ruinas

Eric Clapton: una vida en ruinas

Fue consumidor habitual de alcohol y drogas durante años, tuvo dos hijos fuera del matrimonio, maltrato psicológicamente a varias de sus parejas e intentó suicidarse. Más de lo que cabría esperar de un guitarrista respetado, miembro de la realeza del rock británico, que sale a escena con gafas graduadas y aspecto de profesor. Eric Clapton ha sacado todas sus bajezas a la luz en un libro de memorias.

La adicción a la heroína esnifada y al alcohol traza el hilo conductor del libro; es la diabólica espina dorsal de una vida llena de desórdenes afectivos. Un día descubrió que sus padres eran en realidad sus abuelos; que su hermanastra era su madre, y que él era fruto de un idilio juvenil de esta con un piloto canadiense durante la segunda guerra mundial. El resultado fue un niño inseguro y acomplejado, que encontró un aliciente en el rock y el blues.

Se casó con la mujer de su amigo

Su obsesión se llamaba Pattie Boyd. Problema: era la esposa de su amigo George Harrison. Pero eso no fue obstáculo para exponerle sus sentimientos, puentear a Harrison y dedicarle un disco, el de Derek & The Dominos, con Layla como tótem.

Carla Bruni le utilizó y le tiró

También probó su propia medicina de manos de alguien más divino que él: Carla Bruni, de quien Clapton solo cita el nombre de pila, y que lo usó y lo tiró como a tantos otros. El guitarrista se la presentó a Jagger con una advertencia desesperada. «Por favor, Mick, esta no. Creo que estoy enamorado». De poco sirvió la petición. Dos exnovios de Bruni ya le avisaron de que «Carla tenía tendencia a cambiar de hombre rápido, a veces de forma despiadada».

Su hijo cayó desde un piso 49

La muerte de su hijo Conor, de 4 años, en 1991, que cayó desde un piso 49 en Nueva York, le hizo tocar fondo. Se abre la última etapa del libro; la del Clapton convertido en músico de éxito comercial (Tears in heaven) cuya vida es cada vez menos rockera. A finales de los 90 conoce a Melia; se casan y tienen tres hijas. Presume de estabilidad, de mansión y de yate. Al final, la música llama a la puerta: aunque destaca que los últimos 10 años son «los mejores» de su vida, se sabe deudor de Little Walter, Buddy Guy, Muddy Waters… Los invoca como a fantasmas. Algún observador plantearía objeciones, pero Clapton se sigue considerando un miembro de «la familia del blues».

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