Cecilia se casa en Nueva York

Cecilia se casa en Nueva York

La ex de Sarko, Cecilia Ciganer-Albéniz, la ex del presidente francés, pasó ayer por el altar. Le dio el «sí quiero» a Richard Attias, un organizador de eventos de origen marroquí con quien tuvo un romance extramatrimonial en 2005. Pero a diferencia de Sarko, no lo hizo de forma secreta, con una ceremonia austera y privada, sino con el ‘glamour’ propio de todo un miembro de la ‘jet’. A pesar del enfado, la novia lució un Versace de un tono empolvado en seda cady, con escote de un solo hombro y con un drapeado asimétrico en la cintura.

La sede de la boda fue la ‘Rainbow Room’, una sala situada en la planta 65 de uno de los edificios del emblemático complejo conocido como Rockefeller Center, situado en el centro de Manhattan, entre la Quinta y la Séptima Avenida. Construido en 1930, el edificio en cuestión es de estilo Art Déco, y ofrece una fantástica vista de la Gran Manzana. La ‘Rainbow Room’ es una lujosa sala con lámparas de araña, y una pista de baile giratoria. En total, asistieron unas 150 personas, la mayoría llegadas de Europa. Tras la ceremonia, se realizó una cena y una fiesta.

Ahora bien, un cierto halo de secretismo envuelve aún la ceremonia, pues ni los novios, que durante todo el fin de semana no contestaron las llamadas de los periodistas, ni los invitados quisieron dar apenas detalles del evento. Sí ha trascendido gracias al elevado número que papparazzis que se concentró en la salida del Rockefeller Center, en una de cuyas salas se celebró la boda, que los invitados llegaron en dos buses de lujo. Además, los cantantes de un coro Gospel que actuó en la ceremonia cumplieron la promesa dada a los novios y sólo dijeron a la prensa que todo había ido bien, y confirmaron que la boda tuvo lugar.

Entre los invitados a la boda figuraban los hijos de Attias y los de Cecilia fruto de anteriores matrimonios. Entre ellos, Louis, de once años, y único vástago del matrimonio Sarkozy. Cecilia, de 50 años, tiene dos hijas más, Judit y Jeanne-Marie, de su primer matrimonio con Jacques Martin, un famoso periodista televisivo.

El novio, Richard Attias, es un multimillonario que se dedica a organizar grandes eventos y posee una empresa de relaciones públicas. Judío de origen marroquí, aunque residente en EEUU desde hace muchos años, se ha rumoreado que Attias quería celebrar también una boda por el rito judío en una sinagoga de Nueva York antes de la ceremonia en el Rockefeller Center. Se desconoce si así ha sido, pues los detalles relacionados con la boda están envueltos de un cierto halo de misterio. En todo caso, en el programa del acto oficial no figuraba ninguna referencia religiosa.

Si bien hace tan sólo medio año que Sarko y Cecilia anunciaron su ruptura, a diferencia de lo sucedido con el carismático presidente galo, no se puede decir que la boda de la ex primera dama sea fruto de un súbito flechazo. Durante meses, Cecilia mantuvo un idilio extramatrimonial con Attias durante 2005.

Sin embargo, a inicios del 2006, Cecilia decidió dar una nueva oportunidad a su matrimonio y volver con Sarkozy. Pero la relación de la pareja, que cumplió once años casada, estaba ya tocada de muerte. De hecho, algunos allegados a la ex primera dama han confesado a la prensa que la reconciliación no fue sincera -al menos por parte de Cecilia- si no más bien política: ayudar a la elección de Sarko como presidente de ‘la République’.

La relación y posterior ruptura de Cécilia y Sarkozy se ha convertido en una fuente inagotable de interés y morbo en Francia. En parte, esto se debe a la forma de actuar del propio presidente galo, quien se ha prestado a menudo a comentar asuntos de su vida privada. Por ejemplo, en su libro ‘Testimonio’, Sarkozy describió a su ex esposa como su «fortaleza y su talón de Aquiles», y en julio del 2007, poco después de haber sido elegido para la presidencia del país, confesó que «en el fondo, mi única gran preocupación es Cécilia».

El magazine ‘Le Nouvel Observateur’ llegó a publicar que Sarkozy envió un mensaje de móvil a Cécilia pocos días antes de su boda ofreciéndole cancelarla si se reconciliaban. Sarkozy reaccionó airado y denunció al periódico. Sin embargo, la semana pasada retiró el presidente galo retiró la denuncia.


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