Escribe Alaska en su blog que la prensa del corazón fue un puntal en mi educación como futura famosa. Asimilar la fama con naturalidad (con toda la naturalidad que permite una situación tan antinatural como la de ser un famosos observado por los demás) quita muchos dolores de cabeza. Crecí con la prensa rosa de los setenta y los ochenta, cuando apenas media docena de famosísimas comenzaban a vender sus exclusivas. En una entrevista se hablaba de todo y los hijos y maridos ni se escondían ni se exhibían. Entonces nadie blindaba sus casas ni cobraba por enseñarlas. El concepto vida privada estaba delimitado por unas convenciones marcadas por la educación y las buenas costumbres. Supongo que eso es lo que hemos perdido. La educación y las buenas costumbres.