(PD).- No hubo fiesta tras el histórico triunfo en Roland Garros por el desconcierto de la ministra al no saber cómo reaccionar al duelo que mantienen los tenistas con Pedro Muñoz, el bocazas y faltón presdiente de la Federación de Tenis.
En el entorno de Mercedes Cabrera se auguraban posibles tensiones entre Rafael Nadal y Pedro Muñoz, el polémico presidente de la Real Federación Española de Tenis (RFET) pero nadie se atrevió a dar la cara ante la ministra.
En la organización del Roland Garros se contempló con cierta estupefacción cómo la tradicional fiesta en la Embajada de España en París, un escenario ya habitual unido al premio por el dominio del tenis español, se suspendía sin explicaciones.
Jaime Lissavetzky por su parte negó implicarse en la tormenta que sucedió al final del partido entre Roger Federer y Rafael Nadal, al que también había asistido Arancha Sánchez Vicario, remitiendo a la ministra. Mercedes Cabrera por su parte aseguró que era necesario solucionar de forma urgente estas tensiones pero admitió su falta de capacidad para hallar una solución.
Intuyendo la crisis, y el plantón a Muñoz en la Embajada, la Casa Real no implicó a ningún miembro de la Familia Real para estar presente en la final de París que en otras ocasiones ha contado con la presencia de los duques de Palma.
Toni Nadal, tío y entrenador de Rafa, lo sintió como también autoridades de fuste entre las que estaban el presidente de honor del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch; el alcalde de París, Bertrand Delanoe, y la ministra francesa de Sanidad y Deportes, Roselyne Bachelot, además del presidente del Real Madrid, Ramón Calderón.
