Carla Bruni: su verdadera historia de amor con Sarkozy

Carla Bruni: su verdadera historia de amor con Sarkozy


(PD).- Carla Bruni abre las puertas de su casa en París a arla la revista ‘Orus’, de elEconomista, para sincerizarse sobre su vida: habla de su infancia en Italia, sus historias amorosas antes de conocer a Sarkozy y sus ingresos multimillonarios como supermodelo. Además, narra cómo conoció al presidente de Francia, cómo se enamoraron y cuáles han sido sus grandes meteduras de pata.

Carla Bruni-Sarkozy sale de una zancada al sol de media tarde que ilumina su terraza y alza sus manos para dar la bienvenida, gritando "¡John!" y dándome dos besos. Me deja desconcertado: la he entrevistados dos veces en dos años, pero eso fue antes de que pasase a ser la primera dama francesa. Va con vaqueros ajustados y una camiseta blanca lisa, con su alianza como única joya.

La casa parisina de la supermodelo venida a cantante y esposa del Presidente Nicolas Sarkozy se encuentra enclavada calle arriba en un pasaje de una zona chic cerca del Bois de Boulogne. Hay policías de paisano en dos coches camuflados al lado de una puerta grande color óxido, que al abrirse descubre una gran casa de dos pisos de los años 50, con un jardín oculto tras altos bambús. La terraza está decorada con ánforas de terracota de estilo italiano con olivos y palmeras, así como con jazmín y un magnolio gigante.

No se ha mudado de su casa, donde ha vivido durante los últimos tres años, desde que se casó con Sarkozy en febrero; él vive con ella aquí, y celebran reuniones familiares en el palacio presidencial del Elíseo los fines de semana.

La naturalidad de la primera dama

Carla me tutea inmediatamente, coge el ramo de flores que le he traído y me conduce hasta su cocina de diseño. Acercando sus posaderas al borde de una encimera, se estira para coger un jarrón de un armario. Del frigorífico saca una botellita de la cerveza mejicana Corona para ella y un Perrier para mí y dice "hasta luego" a dos publicistas de su sello discográfico, y se adentra en el salón.

Se sienta toda erguida en un puf gris pizarra, que queda en frente de unas puertas-ventanas increíblemente altas que dan a la terraza. Cerca se encuentra un grandioso piano negro y detrás de ella hay una chimenea moderna con un espejo dieciochesco dorado, del castillo del norte de Italia donde pasaba sus vacaciones de verano cuando era pequeña.

La primera ruptura de su vida

Cuando Carla tenía siete años, la familia salió huyendo para París porque los padres temían un secuestro por parte de los terroristas de las Brigadas Rojas que por entonces asolaban Italia. Carla dice que era demasiado joven para temer nada pero ve este traslado como la primera ruptura de su vida.

Dice la palabra en francés; es también la palabra que utiliza Sarkozy para describir el nuevo amanecer que promete a Francia. "Eso me ha ayudado, porque cada vez que tenía que emprender una ruptura, un gran cambio, me viene el recuerdo de ese traslado a París. Me acostumbré al cambio en una tierna edad. No era un mal recuerdo, porque estaba muy cerca de mi abuela, que era francesa, con lo que iba a un sitio donde tenía raíces", dice.

Con 19 años, una nueva ruptura. Dejó de estudiar arte y arquitectura en la Sorbona para empezar a trabajar de modelo. "Sólo me llevé la tarjeta del metro a la agencia ?era la única fotografía que tenía?. Me cogieron".

Entre Guess y Versace

Se hizo supermodelo, la cara de Guess y Versace, con unos ingresos estimados en 7,5 millones de dólares en una carrera de 12 años. Dice: "El trabajar de modelo me enseñó desde el principio que yo y mi imagen son dos cosas distintas. Eso me ayuda mucho hoy".

Dejó de trabajar como modelo a los 29, porque sentía que su carrera iba en declive y que estaba rodeada de "jovencitas" cada vez más jóvenes. Su carrera como cantante debutó tan fantásticamente como su carrera de modelo. Al principio no tenía mucha fe en su propia voz, aunque la tenía plenamente en sus letras y pensó en ofrecérselas a otros.

Cuando hizo una maqueta, cansada de que las discográficas la rechazaran simplemente porque era una ex supermodelo, la mandó de forma anónima a Naïve, la discográfica independiente de París.

Su primer álbum, Quelqu?un m?a dit (Alguien me ha dicho), vendió dos millones de copias. Cuatro años después, el álbum No Promises, inspirado en poemas de W B Yeats, Emily Dickinson y Dorothy Parker, vendió 400.000.

La femme fatale

Su vida privada, o lo que ella llama en su último álbum ?utilizando verbos en pasado? su capacidad de "hacer que los hombres bailen vals" ha dado mucho juego a las revistas del corazón. La llamaron femme fatale, haciéndose eco de sus relaciones con Eric Clapton y Mick Jagger (esta última duró siete años), los actores Vincent Perez y Charles Berling, y el ex primer ministro socialista Laurent Fabius.

Dijo en una entrevista en febrero de 2007: "Soy monógama alguna vez, pero prefiero la poligamia y la poliandria. El amor dura mucho, pero el deseo ardiente, de dos a tres semanas". ¿Ama ahora de forma diferente? "Por supuesto. Hay un tiempo para la juventud y un tiempo para la madurez. No puedes seguir siendo una bambina (una niña) toda la vida".

Y entonces llegó Sarkozy

Cuando el gurú de la publicidad y las relaciones públicas Jacques Séguéla, quien ideó campañas electorales para el difunto presidente socialista François Mitterrand, la invitó a una cena en su casa de Marnesla-Coquette a las afueras de París el pasado noviembre, Carla aceptó inmediatamente.

Estaba deseando conocer a gente y hacer nuevos amigos, aunque ella se encuentre políticamente en la izquierda, se sentía con "mucha curiosidad" por conocer a su ‘cita-no-tan-aciegas’, el centro-derechista Sarkozy, quien se había divorciado de su segunda mujer, Cecilia, también una ex modelo, un mes antes.

Carla estaba sentada en la mesa a la derecha del presidente. "Mi primera impresión de Nicolas, y aún tengo esa sensación, era la de un hombre con mucho magnetismo, con una inteligencia y energía muy poco habituales", dice, cerrando los puños con la última palabra.

"La impresión que tuve cuando conocí al padre de mi hijo fue fraternidad y amabilidad; tal vez por eso me fue fácil tener un hijo con él. Con mi marido, se trata de magnetismo y complementariedad. Me siento hechizada a su lado; y además siempre me ha gustado hablar con mis amigos o con los pocos hombres que he amado, y con él es una conversación sin fin".

Carla toma la iniciativa con sus amantes

Carla también dijo en el pasado que siempre tomaba la iniciativa con sus amantes. En la cena, Sarkozy primero se disculpó educadamente ante la mujer de Séguéla, quien estaba sentada a su izquierda, para girarse hacia Carla y charlar con ella toda la velada.

¿Así que Sarkozy dio el primer paso? "Yo también lo di. Le hablé. Fue mucho más amor a primera vista", Cuando acabó la velada, ella le preguntó si llevaba coche y él la dejó en la puerta de su casa. Desde aquel día, se comenta que la ha cortejado asiduamente, mandándole notitas, flores y regalos.

Ella recuerda que cuando Sarkozy la pidió en matrimonio poco después de conocerla, ella bromeaba acerca de él por haberse casado dos veces. "¿Qué es esto, un tic, una costumbre tuya?", le dijo. "Pero comprendí que era un hombre de palabra. Empieza a caminar por un sendero y va hasta su final. Acepté inmediatamente".

¿Qué me hizo decidir casarme? "Nunca sentí la necesidad de formalizar una relación de esa manera con anterioridad, pero enamorarme de él fue un compromiso total para mí. Ambos amamos la vida y, en cierta manera, ninguno somos convencionales ?él se había casado antes y a mí me gustaba la aventura? y tenemos mucho en común. Él me protege, no desde su mundo de la política, que es un mundo muy duro, sino desde todo el resto; no porque él sea el presidente de la república, sino porque es protector por naturaleza".

La sensibilidad femenina de Sarkozy

Sin embargo, esa decisión le quitó el sueño. "No era sólo sobre casarme con el hombre a quien amo. El hombre a quien amo es el presidente, y tenía miedo de que influyese en todas mis amistades, no sólo en lo profesional, sino también en mi familia. Estaba tan preocupada por que mi hijo quisiese a este hombre y este hombre quisiese a mi hijo, y eso funcionó inmediatamente. Aurélien (así se llama su hijo) es feliz, porque no tiene padrastros o madrastras perversos".

Carla, quien ha dicho que todos los hombres a quienes ha amado tenían un fuerte lado femenino, no dudó en decir que Sarkozy no fue una excepción.

Mi marido, que es tan, tan hombre en cierto sentido, tiene una sensibilidad muy femenina. Un hombre puede tener valores femeninos, puede ser súper sensible, sin ser femenino. Nicolas es muy sentimental. Eso es algo inusual en un hombre de su posición. Los sentimientos es lo más importante en su vida. Por supuesto que es ambicioso ?no hubiera llegado a donde está sin serlo? y es muy trabajador, pero pienso que sus tres hijos son su prioridad absoluta. Si hubiese pasado toda su vida pensando sólo en su carrera política, no hubiera tenido hijos tan felices, tan equilibrados e inteligentes".

Las meteduras de pata de Carla

Carla admite haber metido la pata un par de veces desde que conoció a Sarkozy. Se lamenta de que los paparazzi fotografiasen a Aurélien a hombros del presidente durante sus vacaciones de Año Nuevo en Jordania.

Y se disculpó públicamente en el magazine ideológicamente a la izquierda del centro, el Nouvel Observateur, tras compararlo a las publicaciones del régimen de Vichy, que colaboró con la Alemania Nazi.

Su comentario surgió por un rumor que ocho días antes de su boda, Sarkozy envió un mensaje de texto a Cecilia, su ex mujer, donde decía: "Vuelve y cancelo todo". Tanto Sarkozy, quien les demandó y luego retiró su demanda, y Cecilia, negaron este asunto.

Aún sigue procediendo con cautela sobre su nuevo papel como primera dama. "No debo cambiar", dice. "Pero hay algo que he aprendido de mí misma en este nuevo papel, y es la prudencia. Antes daba entrevistas, decía un montón de gracias. Pero una gracia o un chiste son muy diferentes cuando se imprimen sobre papel. Sigo riéndome en mi vida cotidiana, pero de otro modo, soy muy cautelosa con lo que digo. Tiene efectos sobre mi marido, sobre la opinión pública".

En cuanto a su popularidad, ¿qué está estancado? "No tanto su popularidad como la tarea que ha acometido, que es muy importante. No quiero interferir en ella. Le amo".

La música: su gran amor

La música de Carla es una fuente de estabilidad y confort a la hora de capear la mayor ruptura de su vida. Pone en la lista "mi música, mi familia y mis amigos" a la hora de sobrellevar asuntos.

El título de su último álbum, As If Nothing Had Happened (Como si no hubiese ocurrido nada), es al mismo tiempo un homenaje a una fotografía de su difunto hermano, Virginio, y una aprobación del modo en que ha tratado de aferrarse a su carrera musical, y más allá de ello, a su vida tal y como la conocía con anterioridad a Sarkozy.

La música en sí es una vuelta al ritmo folk de su primer álbum, pero con mucha más variedad, que abarca desde los valses al blues, y al rock lento.

Carla escribe habitualmente sus canciones en casa por las noches y tiene varias docenas de cuadernos apilados en una estantería de su estudio. "Pero puedo escribir en cualquier sitio. Puedo escribir muy bien en un salón si tú y tu mujer me invitáis ?no necesito más que papel y lápiz-", dice.

Se levanta de un salto, hurga entre montones de libros ordenados que cubren la amplia mesa baja del salón, saca un cuaderno azul grande del tipo que usan los colegiales franceses, y viene a sentarse a mi lado.

"Mira", dice, revolviendo hojas cubiertas de tinta azul, "la mayoría de las canciones del álbum proceden de este cuaderno. Algunas veces se trata sólo de las primeras líneas, pocas. Las he numerado, escribí 43 en total; no he utilizado la mayoría pero puede que vuelva a ellas algún día".

Ha descrito alguna de sus canciones como "nanas que te envuelven como una caricia", pero son incluso más íntimas, seductoras ?y puntualmente atrevidas?.

En el centro del Apocalipsis

Le pregunto cómo se siente en el centro del ‘Apocalipsis’, como llama a su vida tras conocer al presidente. "Me siento como un ladrillo en la pared, tan sólo un ladrillo pequeño". Repite las palabras, esta vez cantando el refrán de Pink Floyd. Añade.

Me siento como una mujer enamorada del hombre que la lleva a un universo que no conoce, pero es que él mismo está enamorado de una mujer que le lleva a un universo que también desconoce. Con lo cual, también supone un esfuerzo para él".

Se ha ganado a los franceses, con el 68% de los votantes que la aprueban en una encuesta. Los analistas políticos están divididos sobre hasta qué punto ha mejorado ella la imagen de Sarkozy ?sólo alrededor del 40% le apoyan? pero muchos están de acuerdo sobre el ‘efecto Carla’: su fiero marido se ha vuelto más sereno y sensible.

Unos viajes más presidenciales

Leo algo que dijo Jacques Séguéla, quien unió a la pareja: "Carla ha aportado al presidente gracia, elegancia, cultura internacional; hace sus viajes más presidenciales".

Carla sonríe: "Gracias, Jacques, muy amable. Espero aportar a Nicolas sobre todo delicadeza, un refugio. Hace un gesto amplio con la mano, mostrando su casa. "El amor es siempre un refugio. Aún cuando uno de los amantes es una cantante y el otro un presidente", concluye.

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