(PD).-El puesto como presidente de la Fundación AXA Winterthur tendría sus horas contadas y por extensión su vinculación con Crédit Suisse. Su hueco en el gigante mundial del lujo LVHM, propietaria de la firma Loewe, donde es consejero, también podría peligrar.
El aislamiento social está siendo patente en Jaime Marichalar. En los saraos de alto copete, siempre propicios para los corrillos y chascarrillos en los entremeses, difunden el deterioro sufrido por el duque de Lugo desde su cese temporal en la convivencia conyugal con la Infanta Elena, informa Ricardo Rodríguez en El Semanal Digital.
Muchos son quienes ahora han dejado de demandar su presencia y se pasea como un fantasma por su enorme ático de la madrileña calle Núñez de Balboa. El aspecto del todavía duque, advierten en los mentideros, es cansino, enjuto, con los ojos muy abiertos, y castigado en exceso por el cáliz de la soledad. Quienes le tienen cerca dicen que está hundido y deprimido. Que apenas si sale de su hogar si no es por causa de fuerza mayor.
La discreción que Marichalar está exhibiendo desde su separación, como escribía este domingo en El Mundo Consuelo Font, no sólo ante la prensa sino también en su vida privada, es algo que llama la atención en su círculo mas cercano. Quizás por su bajo estado anímico, o porque le duele comprobar que muchos le dan la espalda, lo cierto es que apenas se deja ver en las fiestas y saraos en los que antes era fijo.
