Leblanc: «Quiero morirme viendo a España unida»

Leblanc: "Quiero morirme viendo a España unida"

(PD).- No es posible hablar sin lágrimas -de risa y de emoción- con el actor más querido y entrañable de este país. Es el único que lleva 79 años en activo sin ánimo de retirarse, y evoca en esta larga charla con la revista Época un pedacito de su vida, también un jirón de cada español.

¿Por qué es el actor más querido de España?

Es un pago justificado al cariño que le he tenido a toda España con mi trabajo y profesión. Ningún actor lleva 79 años ininterrumpidos -desde los siete- trabajando. Y, si vivo, en el próximo año haré 80 en el candelero. En todas las encuestas aparezco como el más querido y eso me emociona, así como ser ilustrísimo y excelentísimo. Lo más importante para mí es el cariño del público. Me inundan a telegramas, cartas, llamadas, visitas, besos.

Y le paran constantemente por la calle.

También cuenta que jamás he contado un chiste político ni he imitado a nadie para hacer reír. No me gusta. Ni he hecho propaganda a ningún partido. Si lo hace bien y si no, también. Lo que quiero es que el que gobierne a mí y a mi familia nos lleve mejor. Aunque sé que gobernar una nación como España es muy difícil. Dar felicidad y trabajo a cuarenta y tantos millones es muy duro, pero soy un españolito más, con el privilegio de haber nacido en este país maravilloso. Y juro que digo la verdad.

Pero Tony, es que ya no quieren ser todos españolitos.

Mi hija no quiere que me meta en esas cosas pero yo sé que algunos partidos de Cataluña y otros vascos se quieren separar de España. Y les pediría que no nos dejen; egoístamente, que no me dejen. Pero, si no lo hacen y me dejan, se van a joder, porque les voy a seguir queriendo igual. Me quiero morir viendo España unida. Perdona el exabrupto, Eva, es que me emociono.

¿Por qué se hizo actor?

Vivía en Usera (Madrid), en una casita como de papel. Allí pasé el único veraneo de mi vida. Teníamos un minijardín y me puse a hacer los curritos (títeres pobretones), a los seis años para entretener a los niños. A los siete hice de carabinero en el colegio en una obra de los Álvarez Quintero, pero no tenía ningún síntoma de actor. En medio de la obra le dije al apuntador: “Qué viene ahora que no me acuerdo?”.

Y la gente se tronchó pensando que formaba parte del guión. Después me hice bailarín de claqué y llega la guerra, queme la pasé entera bailando. En el año 41 gané el Campeonato de España de Claqué y sigo siendo el campeón, porque no se ha vuelto a celebrar. Luego hice revistas, comedias con Ana Mariscal, de galán, hacía de extra en Los últimos de Filipinas y luego cientos y cientos de comedias.

¿Cuánto hambre pasó en la guerra? Aquel pollo con el que soñaba ‘Carpanta’ no existía…

Era un hambre espantosa, durante y después de la guerra. Comimos durante años las sobras de lo que se comía en los cuarteles. Trabajaba en una joyería y me recorría la ciudad mientras la bombardeaban. Vivía con mi mujer, mi hijo Tony, mi padre y mi madre en 34 metros cuadrados. Luego fui ciclista y en fin… Después del accidente de tráfico he pasado por 34 operaciones.

Seguro que a pesar de las penurias nunca ha perdido su sentido del humor. ¿A que el humor es la mejor arma de defensa?

Vas bien encaminada. Cuando no me dejaban comer, soñaba con seis cerdos, chorizos, ocho jamones colgando…

¿Cómo conoció a Concha Velasco, quien, por cierto le idolatra?

Ella trabajaba con Celia Gámez y me llamaron para hacer juntos Las chicas de la Cruz Roja. Yo era novio formal de Nati Mistral, ya con piso en Don Ramón de la Cruz. Lo dejamos. Fui su primer novio pero ella no fue mi primera novia. Mi primer amor fue mi mujer, Isabel.

Vaya categoría que tiene Nati Mistral…

Es polifacética y genial, como persona y como actriz.

¿De qué película con Concha tiene el mejor recuerdo?

De la primera, Las chicas de la Cruz Roja. Luego sustituyó a Nati y lo hizo genial. Allí saltó a la fama.

No me gusta en el papel que hace en la serie ‘Herederos’.

Es un papel duro, difícil, feo. Es el contrapunto de la simpatía y la alegría de Concha.

Póngale algún adjetivo a José Luis López Vázquez, Alfredo Landa, Manolo Gómez Bur, Pepe Isbert…

Todos son geniales. Landa es muy buen actor, pero nunca pudo ser galán, no por no ser guapo sino porque no tenía un atractivo físico especial. Yo no digo que sea feo, pero era un poco monótono y bastante patizambo. Todos los actores españoles me gustan.

Pues en las series de la tele hay algunos pésimos, que no son ni actores.

Es porque los guiones son muy malos muchas veces; ellos no tienen la culpa. Cuando hacía de Cristobalito Gazmoño, la gente me comía a besos. Ahora igual. Para ser actor hay que ser simpático y popular para bien, no como El Lute. Y luego se es famoso. Para eso hay que hacer reír a millones de personas a través del cine y la tele. Ése es mi mérito, porque, cuando te ríes, es que no tienes nada en la mente, te evades, disfrutas.

¿El mejor?

Fernán Gómez era un monstruo, tenía un talento bestial, pero caía mal a la gente porque los periodistas le hacían preguntas que le parecían estúpidas. Me escribió una carta antes de morir diciéndome cosas tan bonitas que se me saltan las lágrimas de acordarme…

¿Por qué los cómicos de ahora son peores? Menos imaginativos y creativos. Desde Martes y Trece no he visto nada genial.

No es para quedar bien con mis compañeros; a mi edad no lo necesito pero vuelvo a decir que el guión es fundamental y ahora son muy malos los que se escriben.

¿En qué ha cambiado, para bien y para mal, la sociedad desde los 70 hasta ahora?

Se han dado muchísimos avances científicos, médicos, artísticos. Ahora, si se hacen cosas buenas, son las mejores; y si se hacen cosas malas, son las peores. Pero hay paro y está carísimo el dinero, la gasolina, hay huelgas. Gobernar España es muy difícil, porque la clave está en saber prevenir lo malo.

¿Le gustaba más su papel en ‘Torrente’ o el de ‘Cervan’ de Cuéntame’…? El de ‘Torrente’ me deprime.

Son muy distintos y la temperatura artística, muy diferente. El de quiosquero de Cuéntame… tiene poco mérito, digo pocas frases, aunque la gente me para por la calle para felicitarme.

¿Por qué ya van ocho años de éxito de ‘Cuéntame’…?

Porque es una crónica muy respetuosa de aquella época, muy sencilla y con un buen guión, especialmente por parte de Ladrón de Guevara. Es un trocito de cada uno de nosotros.

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