Los fiscales cierran el nudo en torno a O. J. Simpson

Los fiscales cierran el nudo en torno a O. J. Simpson

El hombre que declaró ante un jurado que O. J. Simpson le pidió que llevara pistolas y «pareciera amenazador» durante una confrontación en un hotel con dos comerciantes de objetos deportivos de recuerdo admitió el lunes que no dijo eso a la policía en octubre pasado.

«¿Usted tuvo toda una conversación con la policía y nunca comentó ‘O. J. dijo que trajera pistolas?'», preguntó el abogado defensor de Simpson, Gabriel Grasso, al testigo Michael McClinton durante un largo interrogatorio.

«Quizá se me pasó», respondió McClinton. «Pero el señor Simpson sabía que yo tenía una pistola. El leyó mi permiso para portar armas».

McClinton, de 50 años, un residente de Las Vegas que trabajaba como guardia de seguridad, fue el último de cuatro ex coacusados que testificó contra Simpson en el juicio. Después que él concluyó sus testimonios en dos días, los fiscales completaron la presentación de su caso contra el ex astro de la NFL y el coacusado Clarence «C. J.» Stewart.

Simpson y Stewart se declararon inocentes a 12 cargos delictivos, incluidos robo a mano armada y secuestro, y podrían enfrentar de cinco años de prisión a cadena perpetua por la confrontación ocurrida el 13 de septiembre del 2007 en la habitación de un hotel-casino de Las Vegas.

Simpson ha dicho que él sólo quería recuperar objetos de recuerdo de su carrera en poder de los comerciantes.

Al comenzar la defensa la presentación de su caso, los abogados de Simpson llevaron nuevamente al estrado de testigos a Alfred Beardsley, vestido con el traje azul de prisión y sus muñecas encadenadas a un cinturón alrededor de su cintura.

«Me gustaría estar mejor vestido», dijo Beardsley, uno de los dos comerciantes de objetos de recuerdo presuntamente robados a punta de pistola. El es un delincuente que ya ha sido declarado culpable y está encarcelado en California por violación a los términos de su libertad condicional. Vestía camisa, corbata y saco cuando testificó para la fiscalía la semana pasada.

Al ser interrogado por otro abogado de Simpson, Yale Galanter, Beardsley repitió que el pensaba que debían retirarse los cargos contra Simpson, y que él y Simpson habían caído en una trampa preparada por Thomas Riccio, el corredor de objetos para coleccionistas que arregló su reunión en la habitación del hotel-casino.

«Todo olía a algo montado», señaló Beardsley.

«¿Trató el señor Simpson alguna vez de manipular su testimonio o decirle como testificar en este juicio?», preguntó Galanter.

«Absolutamente no», respondió Beardsley.

El juicio descansa el martes, y los abogados de Simpson dijeron que un amigo de éste testificaría el miércoles y podría ser su último testigo.

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