(PD)-. El horario de verano acaba en la madrugada del domingo, cuando los relojes se atrasen una hora (a las 3:00 serán las 2:00), una medida generalizada en Europa desde 1974 pero cada vez más cuestionada por su baja rentabilidad.
Incluso el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE) -dependiente del Ministerio de Industria- ha precisado que un ahorro energético del cinco por ciento sólo se conseguiría con sistemas de aprovechamiento de la luz solar en los edificios, una tecnología presente en pocos inmuebles.
Según diversos especialistas consultados por Efe, la realidad es que las repercusiones de los cambios horarios son muy diferentes según la situación geográfica de los países donde se apliquen, pero esta medida permanece, año tras año, sin que la Unión Europea informe sobre los resultados económicos que suponen estos cambios para los distintos Estados.
De hecho, la Directiva 2000/84/CE, de 18 de enero de 2001, relativa a las disposiciones sobre la hora de verano establece en su artículo 5 la obligación de la Comisión de presentar un informe al Parlamento Europeo, Consejo y Comité Económico y Social, en el que se dé cuenta de la incidencia de esta aplicación en los sectores afectados.
Sin embargo, la IDAE ha aclarado a Efe que «no tienen noticia de que este informe se haya presentado o publicado».
El único dato conocido al respecto es el 5 por ciento de ahorro energético que supone el cambio horario (un dato que permanece invariable desde hace años) y que equivale a 300 millones de euros; 90 millones corresponden al potencial de los hogares españoles y 210 millones al de los edificios del terciario y al de la industria, según datos del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio (MITYC).
En este sentido, el IDAE ha destacado que «este porcentaje se refiere al potencial de ahorro que el cambio horario puede suponer» y ha resaltado que esta cifra «sólo se conseguiría con tecnologías en los edificios» que, por ejemplo, permitan aprovechar la luz solar frente a la artificial.
Sin embargo, el IDAE ha añadido que «de ese potencial lo que se realiza es mucho menos, ya que las tecnologías de aprovechamiento de la luz natural están presentes en pocos edificios».