En Bélgica necesitan ahorrar dinero, por eso decidieron recortar gastos de la Familia Real. El principal afectado se llama Lorenzo, tiene 45 años, nunca trabajó y solía recibir 350 mil euros anuales de dinero público.
La vida de amor y lujo del príncipe Lorenzo, tercero y último de los vástagos de los reyes Alberto y Paola, ha terminado. Pésimo estudiante toda su vida, tanto en el bachillerato como en la Academia Militar.
Nulo en matemáticas y siempre falto de dinero, el príncipe tuvo una infancia desgraciada, abandonado por unos padres entregados a la dolce vita, y pronto adquirió una marcada querencia por el vivir impunemente en los límites de la legalidad: chicas innúmeras, coches deportivos, caprichos caros, amor desenfrenado por el dinero…
Tanto pavor suscitaba el benjamín de la familia entre los responsables del Estado que la abrogación de la Ley Sálica la pasada década estuvo en parte acicateada por evitar que si algo le sucedía al heredero, su hermano Felipe, la corona fuera a parar a Lorenzo.
Y ahora, para su desgracia, va a tener que ponerse a trabajar.
La crisis afecta a Bélgica de forma atenuada y el caos financiero desatado en octubre, sigue sin resolverse.
Con mucho esfuerzo, los belgas mantienen sus costumbres, no dejan de comprar sus chocolates y los viajes al extranjero todavía no cayeron significativamente.
Sin embargo, los parlamentarios buscan cómo ahorrar algunos euros y decidieron comenzar por la Familia Real.
Hasta ahora, la Casa de Alberto II de Bélgica recibe, del erario público, 13.5 millones de euros para mantener a sus 21 miembros.
La pregunta de lo diputados es: ¿Por qué mantenerlos a todos? El recorte de gastos se hará de tal forma que sólo sean mantenidos por los contribuyentes el rey Alberto II, el heredero Felipe y la reina madre Fabiola. El resto, no.
Por ejemplo, ya se sabe que el príncipe Lorenzo, de 45 años, hijo del rey, tendrá que buscar trabajo.
Lorenzo no es el heredero y no se le conoce empleo alguno. Entre otras lindezas, ha estado implicado en asuntos de corrupción -se le llegó a hacer declarar ante un juez por, supuestamente, haber utilizado 175 mil euros de la Marina belga para decorar su casa-, y fue detenido por la Policía cuando circulaba a alta velocidad en un Ferrari por el centro de Bruselas tras cruzar un semáforo en rojo.
El príncipe recibe 350 mil euros anuales de dinero público. El recorte no servirá para salvar a la banca belga. Pero es una forma de decir que a todos les tocará apretarse el cinturón
