El pequeño estaba escondido en el garaje de su casa

Perdido y hallado el niño del globo

Puso en vilo al mundo entero cuando su hermano dijo que iba en el "platillo volante"

El invento, de unos seis metros de diámetro y color plateado, navegó a enorme altura antes de iniciar la caída y aterrizar vacío

Falcon Heene, el niño que este jueves ha tenido en vilo durante dos horas a Estados Unidos porque su hermano pequeño afirmaba que se había subido a un globo de gas, justo antes de que el artilugio emprendiera el vuelo y no apareciá por lado alguno, permanecía a la deriva, estaba escondido en una caja del desván de su casa.

La policía de Colorado ha tranquilizado a todos:

«Falcon Heene, que sólo tiene de seis años y estaba asustado porque había soltado el globo, ha sido encontrado metido en una caja en el altillo del garaje de la casa familiar».

Hasta ese momento, todo el mundo estaba convencido de que el artilugio, obra de una familia de Fort Collins muy interesada en los fenómenos atmosféricos, se había elevado de forma accidental con el menor a bordo mientras el padre daba al invento los últimos retoques.

Las alarmas estallaron y las televisiones y diarios online se volcaron en la cobertura de lo que se temía podía acabar como una travesura dramática.

Webs como la del canal CNN llegaron a ofrecer en directo el viaje del globo a través de las cámaras de los helicópteros que acompañaban la aventura.

Según estas imágenes, el platillo se fue desestabilizando hacia uno de sus laterales en su descenso dando vueltas sobre sí mismo hasta besar la tierra.

La portavoz del sheriff del condado, Eloise Campanella, informó mientras se intentaba dar alcance al aparato que el globo había llegado a elevarse hasta los 3.000 metros.

El invento, de unos seis metros de diámetro y color plateado, navegó a enorme altura antes de iniciar la caída y aterrizar vacío, ante el desconcierto general, en Keenesburg, a unos 100 kilómetros de Fort Collins.

El menor ha declarado al New York Times que el despegue del globo le asustó y que su primera reacción fue correr a esconderse:

«Yo no quería meterme en problemas… Escuche a mi opadre y mi madre llamándome, pero no salí de mi escondite. Sabía que estarían muy enfadados».

Su hermano menor, que estaba jugando con él en el jardín y fue quien dio la alarma, no ha dicho esta boca es mía.

El padre, Richard Heene, es lo que se conoce en Estados Unidos como un «cazador de tormentas«

 

 

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