Lo han sacado en otras fotos sentado al lado de Churchill y andando por la luna
Los franceses están echándose unas risas a expensas de su presidente, Nicolas Sarkozy, que, tan rebosante de energías como siempre, es objeto de burlas porque ha afirmado que ayudó a echar abajo el Muro de Berlín hace 20 años.
Las sátiras sobre el hiperpresidente han llegado a cotas hasta ahora desconocidas después de que se descubriera que una foto suya en su página de Facebook en la que se le ve golpeando el muro con un pico había sido tomada cuando ya había caído el símbolo de la guerra fría.
Escribe Matthew Campbell en The Sunday Times -«French mock Nicolas Sarkozy, the Beatle who bust the Berlin Wall«- que su estatura más bien reducida y su ego superlativo han hecho de Sarko un personaje objeto de mofa desde hace mucho tiempo.
Ya le habían ridiculizado por sostener que había rescatado Europa de la crisis financiera global él solo.
EL NUEVO REY SOL
Su obsesión por estar en el centro de todos los acontecimientos mereció la semana pasada una parodia en una serie de fotografías burlescas que lo mostraban capitaneando al equipo francés en su victoria en la final del Mundial de Fútbol de 1998 y en la toma de la Bastilla en 1789.
Lo han sacado en otras fotos sentado al lado de Churchill y andando por la luna. En otra aparece como uno de los miembros de los Beatles. Además, ha descubierto América, inventado la penicilina y ganado una medalla olímpica.
No todas las reacciones a la fotografía del muro de Berlín han sido tan bienhumoradas.
Visitantes de la página de Facebook han acusado al Elíseo de practicar la censura y se han quejado de que se han borrado de Internet los comentarios negativos sobre el presidente.
Un portavoz de la Presidencia ha dicho que sólo se han eliminado los mensajes «insultantes y vulgares».
Con sus zapatos con plataforma y su carácter agresivo, es un personaje que despierta crispación entre la izquierda. Sarko se ha acostumbrado a que se burlen de él, pero también ha dado muestras claras de que le disgusta profundamente.
Más de una vez ha amenazado con querellarse cuando se ha encontrado con algunos excesos como, por ejemplo, un muñeco de vudú que hicieron con su imagen y que se vendió como rosquillas en las tiendas parisinas el año pasado.
AFICIONES CARAS Y CARACTER DURO
Su afición a los relojes lujosos, a las gafas de sol de firma y a las joyas llevó a que proliferaran caricaturas suyas que hablaban de le president bling-bling (el presidente de oropel), pero más recientemente las caricaturas se han centrado en las tendencias dictatoriales de las que se le acusa: se le representa como Napoleón o como Luis XIV.
Los caricaturistas encontraron todo un filón en su matrimonio con Carla Bruni y una dosis considerable de las burlas gira en torno a la diferencia de altura entre la escultural ex modelo y el presidente.
Las fotografías de él subido en sus zapatos con plataforma o de pie sobre sus alzas al lado de Barack Obama no han hecho más que azuzar las risas.
La hilaridad fue general cuando, en un intento desesperado por parecer más alto que el 1,65 que mide, hizo que, durante una visita a una fábrica, apareciera rodeado de trabajadores que habían sido previamente seleccionados entre los más bajitos de la compañía.
La fotografía que ha desencadenado las últimas sátiras aparecía con un pie de foto afirmaba que había viajado a Berlín el 9 de noviembre de 1989, justo el día de la caída del muro, «para tomar parte en el acontecimiento que estaba teniendo lugar».
Poco después se descubrió que la imagen había sido tomada un día más tarde.