Magali: Habíamos soñado los dos con este momento. Espero que él pueda haberlo disfrutado allí donde se encuentre
Tim Burton habló de ella. O casi. En este caso, «La novia cadáver» se ha convertido en «La novia del cadáver»…
Todo listo para el enlace: el altar, las flores, el vestido blanco, la novia… Hasta aquí, una boda normal. ¿Lo extraño? Uno de los cónyuges, el novio, está muerto.
Magali Jaskiewicz llegó al ayuntamiento con el tradicional vestido blanco y un coche de lujo… para casarse con su difunta pareja. Allí la aguardaba el alcalde, cuyo siniestro apellido, Caput, añade un tinte funerario a la ya extravagante noticia de este matrimonio póstumo.
DOS DÍAS ANTES, SE MUERE
La pareja había anunciado al alcalde sus intenciones de contraer matrimonio el 25 de noviembre de 2008, dos días antes de que Jonathan George, el novio, sufriera un accidente de tráfico que acabó con su vida.
La autoridad del municipio de Dommary-Baroncourt -al este de Francia- ofició la ceremonia con la bendición preceptiva de Nicolas Sarkozy y de acuerdo con todos los requisitos legales.
Cuando un contratiempo frustra una boda, la ley francesa contempla la solución de oficiar un enlace póstumo, por eso Magali quiso seguir adelante con sus planes nupciales.
Magali Jaskiewicz:
«Habíamos soñado los dos con este momento. Espero que pueda haberlo disfrutado allí donde se encuentre».
«Me duele no haber llegado hasta aquí de la mano de mi marido, pero también es una recompensa que hayamos podido casarnos».
DE NOVIA A VIUDA
Desde el punto de vista burocrático, la novia no adquiere el estado civil de casada, sino el de viuda. Eran ya los prometidos una pareja de hecho, incluso compartían una hija de tres años y otra de 18 meses.
Aunque la novia le pudo dar el tradicional beso -eso, sí, en una fotografía-, en la boda no se pronunció el clásico «hasta que la muerte os separe»…
