El toro, ni está ni se le espera ‎

Nuevas tecnologías contra el descaste

Un rosario de mansos, de inválidos, de feos, de bueyes sin casta

Los nuevos petos, parece ser concebidos con el tejido utilizado para confeccionar los chalecos antibalas, han reducido y estilizado notablemente a los caballos de picar

Un espectáculo marcado por el casticismo y la tradición como la fiesta de los toros ha encontrado un inesperado auxilio en las nuevas tecnologías.

Los toros derriban a los caballos de los picadores sin que se deba, evidentemente a su menguante casta. La explicación es bien sencilla: los caballos de picar pesan 300 kilos menos.

Los nuevos petos, parece ser concebidos con el tejido utilizado para confeccionar los chalecos antibalas, han reducido y estilizado notablemente a los caballos de picar, quienes a su vez han perdido peso debido a su selección entre variedades más esbeltas.

La conclusión es bien sencilla, los caballos están protegidos de las cornadas y los toros se enfrentan ahora a un muro móvil, que se mueve e incluso se cae, si se le empuja con algo de fuerza.

La acorazada de picar del querido Joaquín Vidal o el caballo disfrazado de sofá al que se refirieron algunos en los años 60, va camino de convertirse en el saco de entrenamiento de los boxeadores, puesto que el acoplamiento a las nuevas tecnologías es desigual y mientras los tejidos protectores se aligeran como las salsas de los cocineros de moda, algunos picadores llevan retraso en lo de aprender a picar y lejos de poder fiarse de su cómoda atalaya en lo alto del percherón forrado de guata, deben detener al toro con la vara y manejar al caballo para impedir que se vaya al suelo.

En esta fiesta de Domecqs descastados, debemos agradecer a las nuevas tecnologías el próximo aprendizaje de los picadores en pos de una suerte de varas más ágil, más movida, menos desgastadora de los toros, con más entradas a los caballos, pues si no se puede sujetar al medio toro contra el muro antibalas, tendrán que picarle en 4 ó 5 entradas al caballo, quien deberá salir ágilmente dirigido por el picador para evitar su derribo.

Quizá todo esto sea sólo un sueño, pero si los cinqueños bóvidos de Parladé ayunos de fuerza y casta lograron derribar ayer, ardo en deseos de encontrarme un toro encastado y poderoso acudiendo a la nueva y aligerada montura.

 

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