Los divorcios en España han crecido un 200% en una década

España ha sido el país de la UE que ha registrado un mayor incremento en el número de divorcios en la última década, cuando aumentaron un 205 por ciento pasando de 36.072 en 1998 a los 110.036 de 2008, lo que representa el 58 por ciento del incremento registrado en la Unión Europea durante el mismo periodo.

Así se desprende del último informe elaborado por el Instituto de Política Familiar (IPF), en el que se denuncia que el «coladero» de la actual ley del divorcio exprés ha convertido a España en el país de la UE «con mayor crecimiento cuantitativo y cualitativo» de divorcios.

En total, durante el año 2008 se produjo un divorcio cada 31 segundos en la Europa de los 27, es decir, 115 cada hora y 2.761 por día, hasta superar el millón en el año 2008. De ellos, un 79 por ciento tuvo lugar en la UE15, donde se registraron cerca de 800.000, mientras que los países de la ampliación alcanzaron los 200.000.

La organización destaca «una caída vertiginosa de la nupcialidad en Europa», donde se registraron 725.000 matrimonios anuales menos que en 1980, y alerta de que se han perdido en esta década un 23,4 por ciento de los matrimonios llegando a una tasa de nupcialidad «crítica» del 4,87 por ciento pese a que la población ha aumentado en 42,6 millones de personas.

En paralelo, se producen 334.000 rupturas anuales más que en 1980 y supusieron más de un millón en el año 2008, por lo que el estudio concluye que de cada dos matrimonios que se celebran en la UE, uno se acaba rompiendo, mientras que hace veinte años la proporción era de uno por cada cinco.

Bélgica, España y Hungría son los países de la UE27 con la mayor tasa de rupturas ya que por cada tres matrimonios que se forman, se rompen dos, y en 3 de cada 4 países (el 75%) la tasa está por encima de la media de la UE27, conforme apunta el IPF.

Así las cosas, la organización señala que el 6,4 por ciento de los europeos están divorciados ya que mientras la población casada ha disminuido en los últimos 15 años en casi un 4 por ciento, la divorciada se ha incrementado en torno a un tres por ciento.

Para el presidente del IPF, Eduardo Hertfelder, «las cifras hablan de miles de tragedias personales, familiares y sociales ante las que no es legítimo seguir pasivos, suponiendo un reto prioritario tanto para la sociedad en general como para las Administraciones, porque cada familia que se ve abocada al divorcio debe considerarse un fracaso de la Administración y de la sociedad por no haberla sabido o querido ayudar».

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