Garzón niega ser «un súperjuez» y asegura que es «un juez normal y corriente que lleva 30 años en la profesión»

«Vivo con mucha intensidad mi profesión porque así debe ser y procuro hacer mi trabajo lo mejor que puedo», afirma

MADRID, 17 (COLPRENSA/EP)

El juez Baltasar Garzón niega el calificativo de «súperjuez» y asegura que es «un juez normal corriente que lleva 30 años de ejercicio en la profesión judicial» y que dedica todo su tiempo libre a «los temas relacionados con acciones humanitarias y defensa de los derechos humanos».

En una entrevista concedida tras dictar una conferencia en la Universidad del Cauca (Colombia), el magistrado indica que «para nada» es un juez estrella y destaca su dedicación a su profesión. «La vivo con mucha intensidad porque así debe ser y procuro hacer mi trabajo lo mejor que puedo», dice.

Garzón, que está suspendido de sus funciones desde mayo pasado tras ser procesado por el Tribunal Supremo por haberse declarado competente para investigar los crímenes de la Guerra Civil y el Franquismo, defiende el carácter universal de los crímenes contra la humanidad.

«No puede haber una apropiación del concepto de víctima por ningún país ni establecer barreras cuando se trata de la persecución de este tipo de crímenes –señala–. No debería haber dificultad en aceptar que cualquier país puede y debe investigar este tipo de crímenes. Tampoco debería costar trabajo entender, que si el país donde se produjeron los hechos, que es el que idóneamente está más próximo para efectuar esa investigación, no lo hace, alguien tiene que hacerlo».

Tras considerar que la jurisdicción universal es «una de las principales conquistas de la humanidad en la última mitad del siglo XX a la que no se puede renunciar bajo ningún concepto», el actual asesor de la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional (TPI) indica que la cuestión es «cómo hjacer efectiva la acción de la sociedad a través de sus instituciones frente a este tipo de crímenes, lo que significa que no puede aceptarse la impunidad».

EL TERRORISMO, CRIMEN CONTRA LA HUMANIDAD

En relación con el terrorismo, destaca la necesidad de catalogarlo como «crimen contra la humanidad» y defiende la labor que desarrollan los medios de comunicación a la hora de «transmitir en tiempo real las atrocidades» que este fenómeno provoca. «También cuando hay conflictos armados o internos con trascendencia internacional visualizamos esa situación, con lo cual el concepto de víctima universal que costaba tanto definir hace unas décadas hoy día es algo normal», apunta.

De igual modo, pone de relieve la necesidad de que los ciudadanos no se muestren «indeferentes» ante este tipo de crímenes. «Si hay una masacre, tiene que haber una respuesta del sistema judicial en cualquier país del mundo democrático», señala antes de añadir que «si esa reacción no se produce», debe tomarse la iniciativa desde la sociedad civil.

Por otra parte, señala que la corrupción y la impunidad son «almas gemelas o incluso la impunidad es la hermana menor de la corrupción». «Si no hay gobernantes corruptos, nunca va haber actos criminales del poder político y si los hay de organizaciones, se va a combatir eficazmente y nunca se va a traspasar el límite del Estado de Derecho porque eso sería corromper la propia esencia de la democracia», asevera.

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