Sus padres fueron capaces de robarle el dinero de su cumpleaños

La mendiga que llegó a Harvard

Aprendí desde los cuatro años que mamá y papá tenían extraños hábitos de los que no me informaban

Comíamos cubitos de hielo o repartíamos un tubo de pasta de dientes para cenar

Liz nació sin padres, y desde muy pronto tuvo que encargarse de los dos niños grandes que la habían concebido.

Hippies a los que se les fue la mano con la droga  en los años 70 y que al comienzo de la década siguiente, que marcaría el inicio del calendario de su hija, eran adictos terminales.

«Comíamos cubitos de hielo o repartíamos un tubo de pasta de dientes para cenar», cuenta la joven, hoy de 29 años, graduada en Harvard y portavoz juvenil en foros internacionales.
Su madre murió de sida y su padre se trasladó a un refugio para los sin techo,ella se quedó en la calle, rodando por bancos de los parques y vagones del metro de la ciudad que nunca duerme.

Se puso a estudiar, completó el instituto en sólo dos años, gracias a unas clases nocturnas y al ángel de la guarda que se las daba.

El mismo que la llevó a Harvard de visita junto a otros estudiantes.Se enteró de que el New York Times daba becas a los buenos estudiantes.

Consiguió una, se graduó en Harvard y conoció a Clinton.

Ahora recorre el mundo contando su historia a jóvenes que también lo tienen crudo.

Publicado originalmente en ‘El Mundo

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