Entre Bambalinas.- Luis Alfonso de Borbón adora a su tío Jaime Martínez-Bordiú.

MADRID, 22 (OTR/PRESS)

Las rupturas de pareja están a la orden del día, incluso aquellas que aparentemente parecían inquebrantables, como la que formaba Espartaco y Patricia Rato, no han seguido aquello de: «contigo pan y cebolla para siempre». Ellos, que proyectaban ser una pareja ideal sorprendieron primero con separación y luego con un comunicado del torero en el que dejaba claro que lo suyo estaba roto desde hacía un lustro, como para fiarse de las apariencias…

Pero eso nada tiene que ver con los protagonistas de esta crónica, por eso, para variar, hoy no hablamos de rupturas, vamos con una dosis de amor que para hacer frente al crudo otoño, no está mal tirar de sentimientos, sobre todo si estos son buenos.

El jueves Margarita Vargas cumplía 27 años y lo celebró por todo lo alto con su marido Luis Alfonso, quien organizó una cena en un céntrico y moderno restaurante de Madrid, en pleno Paseo de la Castellana.

Hace dos meses que Luis Alfonso y Margarita se instalaron en la capital con sus tres hijos, Eugenia de tres años y los mellizos Luis y Alfonso que ya han cumplido cinco meses. Su cambio de residencia coincide, además, con su sexto aniversario de boda, el próximo 6 de noviembre se avecina otra celebración que promete.

Margarita parece haberse integrado de maravilla en el entorno de su marido y se ha adaptado a su vida en Madrid, sale de compras, visita a sus amistades y ha fomentado su vida social. Ahora su día a día es muy diferente al que tenía en Caracas donde no podía campear libremente sin llevar adosado un guardaespaldas, el miedo era patente y justificado.

Y quienes no quisieron perderse la fiesta de cumpleaños de Margarita fueron Jaime Martínez-Bordiú y su novia Marta Fernández, que en septiembre cumplieron su primer aniversario y en honor a la verdad me consta que su relación está en plena efervescencia. Luis Alfonso adora a su tío Jaime, de hecho fue uno de los pocos familiares que viajaron a Roma para asistir al bautizo de los mellizos. En él siempre encontró una complicidad especial y lógica al mismo tiempo, porque el Duque de Anjou creció de la mano de su abuela Carmen Franco y con ella siempre estuvo Jaime, el benjamín.

El pequeño de Carmen Franco ha encontrado en la gallega la estabilidad que necesitaba: «Marta ha aportado la paz a mi vida», me confiesa el abogado, que por cierto ha vuelto a ejercer su profesión. Jaime abandonó la abogacía hace unos años; fueron tiempos difíciles en los que se vio envuelto en la adicción a las drogas y vivió una turbulenta relación con Ruth Martínez, un noviazgo que le trajo muchos problemas y quebraderos de cabeza.

Ahora eso está olvidado, Jaime continua su lucha por conseguir una recuperación total y absoluta, ya no quiere saber nada del submundo de las adicciones y su principal revulsivo es su novia. Viven juntos desde hace meses pero no piensan en boda. La propia Marta me confiesa: «Estamos muy contentos, nos va muy bien, yo vivo encantada con Jaime, no pensamos en boda, a nosotros no nos hacen falta papeles, mi chico es tan bueno… además ahora él está fenomenal y yo cada día le veo más guapo, ¡ahora espero que no me lo quiten!…», bromea la gallega.

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