Marcos aprendió a imitar los sonidos de los animales del monte
Marcos Rodríguez Pantoja, de Añora (Córdoba) vivió una dura infancia. Su madre murió cuando él tenía 3 años y su padre lo maltrataba. Con 7 años Marcos se quedó solo y decidió comenzar una nueva vida.
Como publica El Periódico de Extremadura—«Los lobos siempre me respetaron»— Marcos se fue a Sierra Morena, a vivir en la naturaleza, con la única compañía de los animales.
Marcos, que ahora tiene 64 años y vive en Galicia, afirma en declaraciones al periódico extremeño que tuvo una estrecha relación con los lobos:
«La madre [de los lobos] me encontró y me apartó con la pata. No sabía que iba a pasar, pero me tiró un trozo de carne para que lo cogiera y me lo comiera. A partir de ese momento, la loba empezó a lamerme. Yo me iba detrás de ellos como si fuera uno más.»
El cordobés, que vivió durante 12 años en plena Sierra Morena, recuerda cómo se hizo respetar entre los lobos:
«Yo mataba para comer. Me montaba encima de los ciervos y les partía el gañote. Los lobos sabían que yo repartiría la comida con ellos. Y si les daba de comer significaba que era su amigo. Venían conmigo, me tenían respeto.»
Durante todos esos años Marcos Rodríguez se relacionó con todos los animales del monte y aprendió a imitar sus sonidos: serpientes, ciervos, águilas, conejos…
Cuando Marcos tenía 19 años la Guardia Civil lo encontró y lo sacó del monte por la fuerza. Acostumbrado a comer como un animal su vuelta a la civilización fue complicada.
La historia de Marcos aparece reflejada en la película Entre lobos que se estrena este viernes, 26 de noviembre de 2010, en los cines de toda España.