Que me disculpen aquellos a quienes he decepcionado, asumo que tengo un problema, estoy en tratamiento y confío en las segundas oportunidades
«Creo en la fuerza del testimonio. Lo he demostrado muchas veces en mis programas de televisión. Contar mi experiencia forma parte de mi tratamiento. El hecho de ayudar a los demás me ayuda también a mí mismo».
Lo dice Jean-Luc Delarue, ex estrella de la televisión francesa, caído en desgracia hace unos meses, después de que la policía descubriera en su casa 16 gramos de cocaína.
El flaco y gafudo Delarue (París, 1964) ha sido, durante las últimas décadas, uno de los presentadores más populares y mejor pagados de Francia, además del dueño de Réservoir Prod, la productora líder del país en programas de entretenimiento.
Empezó a finales de los 80, en algo tan trivial como el Top 50 -la lista de los singles más vendidos-, y terminó controlando un pequeño imperio mediático.
Como relata Juan Manuel Bellver en El Mundo, a Jean-Luc le sacaron de la cama a las 6.00 de la madrugada del 14 de septiembre de 2010, con una orden de registro y no le dio tiempo a deshacerse de la mercancía.
Puesto en libertad bajo fianza al mediodía, de poco sirvió que pidiera perdón en directo, esa misma noche, ante millones de telespectadores:
«Que me disculpen aquellos a quienes he decepcionado, asumo que tengo un problema, estoy en tratamiento y confío en las segundas oportunidades».
Su confesión pública al más puro estilo estadounidense, en mitad del programa que dirigía, ‘Toute une histoire’, conmovió a todos menos a sus superiores. Al día siguiente, la dirección de France Télevisions le cesó fulminantemente.
Ahora, tras una cura prolongada, se ofrece como apostol antidrogas. Ver para creer.