HONG KONG, 31 (Reuters/EP)
Después de dos décadas de vivir deprisa, la supermodelo británica Kate Moss dice que la maternidad y el trabajo creativo con importantes marcas de moda le han ayudado a iniciar una fase vital más apacible, aunque sigue agobiada por la persecución a los famosos.
Moss, que ha salido y se ha divertido con estrellas de rock como Pete Townsend y está a punto de casarse con el cantante de The Kills Jamie Hince, puede estar entrando en una fase más tranquila de su vida.
Pese a haber abandonado oficialmente las pasarelas hace siete años, Moss se contoneó en el desfile de Louis Vuitton en la Semana de la Moda de París este mes. También es la cara del perfume La Parisienne de Yves Saint Laurent, lanzado en 2009, y el nuevo lápiz de labios Dior Addict de Christian Dior.
Y es que la modelo asegura que no tiene «un plan», sino que se deja «llevar» por los proyectos que surgen, como su colaboración con Longchamp para crear varias líneas de bolsos de cuero.
«Lo que aporta a la marca es quizá un toque de rock and roll», ha afirmado Sophie Delafontaine, directora artística del fabricante francés de bolsos, que prevé que las ventas en 2011 crezcan más de un 10 por ciento, ayudadas en parte por la presencia de Moss.
«Está muy cercana a su cliente porque es activa, trabaja, tiene una niña, viaja, a veces es casual y a veces es muy chic y glamourosa», ha añadido.
Con este éxito profesional, su hija Lila Grace y su próxima boda, parece que Moss solo tiene una preocupación actual: la prensa que la acosa para conseguir imágenes suyas en cualquier momento y lugar.
«Estoy paranoica. Los paparazzi son una pesadilla», ha reconocido Moss. «No creo que nadie se acostumbre nunca a que alguien se esconda en un arbusto, pone de los nervios ser observada todo el tiempo».
