Isabel Villalonga se encargó de revisar una por una estas facturas y todas ellas las rechazó
Iñaki Urdangarin, duque de Palma, y su socio, Diego Torres, tienen un enemigo.
No se trata ni de la Fiscalía, ni del juez Palacios que instruye la causa por el caso Nóos, la fundación sin ánimo de lucro a través de la cual el yerno del Rey se habría enriquecido de forma ilícita. No. Su enemigo es enemiga.
La ex secretaria de presidencia de la Comunidad Valenciana, Isabel Villalonga, se ha convertido en pieza clave de la investigación para desgracia del marido de la infanta Cristina.
Además de rechazar 123 facturas que habrían supuesto un gasto de dos millones de euros para la región, esta empleada pública anotó en un documento de Word, una por una, las irregularidades que, según su criterio, ésas facturas eran ilegales. Hoy ese documento se ha convertido en una prueba clave en todo el proceso.
Así lo revela el diario El País que este martes ofrece detalladamente parte de estos documentos en los que se pueden leer las carencias que tenían algunos de los cobros que Urdangarin y sus socios querían cobrar a la Comunidad Valenciana.
Según el criterio de Villalonga, la mayoría de estos servicios que supuestamente habrían prestado al Gobierno entonces dirigido por Francisco Camps no tenían base documental. Es decir, no aportaban pruebas de que, efectivamente, se hubieran realizado.
Estas facturas se encuadraban dentro del acuerdo que Nóos y la Administración Valenciana firmaron para la organización de unos Juegos Europeos, Juegos nunca celebrados.
Así, el proceso para la adjudicación de este contrato (con un valor global de seis millones de euros) adquirió la forma de convenio de colaboración para evitar el concurso público.
Poco tiempo después de firmarse a principios de 2006, Nóos empezó a emitir las facturas en cuestión hasta completar 123 envíos entre abril y julio de ese año.
Isabel Villalonga se encargó de revisar una por una estas facturas y todas ellas las rechazó.
Pero, además, se ocupó de justificar su actuación con el famoso documento que hoy, seis años después de aquello, tiene contra la pared a Iñaki Urdangarin y a su socio, Diego Torres.
Todo este proceso y «buen celo profesional», como identificó el juez Palacios, ha permitido a Villalonga pasar de imputada a testigo en un proceso en el que su testimonio no deja lugar a dudas:
«Sí, después de lo visto, sí que ha habido un intento de engaño del Instituto Nóos», resumió en su última comparecencia ante el magistrado.