Nadie inventaría hoy la Monarquía, pero es indudable que su existencia ha prestado servicios importantes a España y los españoles
El Príncipe Felipe cumple este miércoles 30 de enero de 2013 su 45 cumpleaños. La onomástica del heredero coincide con momentos convulsos para la Casa Real, con la imagen de la Monarquía en franco deterioro según las encuestas y con el ‘caso Urdangarín‘ salpicando ya directamente a asesores de Zarzuela y estrechándose el cerco sobre la infanta Cristina.
A cada incidencia judicial que se produce en el caso Nóos crece la impresión de que los supuestos delitos de corrupción, fraude fiscal y otros bajo investigación afectan a personas al servicio de la familia del Rey.
Esta es la sensación aportada por la convocatoria judicial a Carlos García Revenga, secretario de las hijas del Monarca, que durante 19 meses hizo compatible esa tarea con funciones en el Instituto Nóos.
Y aunque sería muy deseable la mayor rapidez en la tramitación de un proceso que la opinión pública sigue con pasión, hay que decir que el tempo de la justicia casa mal con las expectativas de la opinión, porque la lentitud es un mal endémico de la justicia en España y no algo que se aplique de modo especial a un asunto en el que está envuelto Iñaki Urdangarin, el yerno del Rey.
El yerno del jefe del Estado y su entorno se encuentran sometidos a la justicia y a esta le corresponde fijar las responsabilidades penales y civiles por las conductas investigadas en el caso Nóos.
Dicho esto, es más que evidente que el caso Urdangarin supone un verdadero riesgo para el prestigio de la Corona, como ponen de relieve las encuestas.
La imputación de varios delitos al yerno del Monarca mereció en su momento una fulminante reacción por parte de la Casa del Rey, que excluyó a Urdangarin del protocolo de la misma y provocó un explícito recordatorio por parte de don Juan Carlos de que todos los ciudadanos son iguales ante la ley.
Urdangarin ha sido excluido también de la página web de La Zarzuela. Falta dar más pasos hacia la institucionalización y hacia la transparencia económica de la Casa del Rey. Una tajante separación entre las funciones públicas de las personas de la misma y cualesquiera otras actividades o negocios privados habrían evitado la confusión que ahora rodea al secretario de las Infantas.
La institucionalización exige preocuparse también por el príncipe heredero, que hoy cumple 45 años y cuya aportación es importante para la reputación de la Corona.
Don Felipe de Borbón, que continúa sin estatuto propio, trabaja mucho, pero con un equipo reducido, tal vez demasiado reducido para quien ejerce funciones de representación y se prepara para desempeñar un papel básico en la estabilidad institucional y el equilibrio de un país afectado por fuertes tensiones políticas y territoriales.
Nadie inventaría hoy la Monarquía, pero es indudable que su existencia ha prestado servicios importantes a España y los españoles.
Hace 27 años que el Príncipe juró acatar la Constitución coincidiendo con su mayoría de edad en una sesión solemne en las Cortes.
En cumplimiento del artículo 61 de nuestra Carta Magna, se comprometió entonces a desempeñar fielmente sus funciones como sucesor a la Corona.
Don Felipe es Heredero de la Corona desde la proclamación de su padre como Rey el 22 de noviembre de 1975.
Dos años después recibió el título de Príncipe de Asturias, junto con los de Príncipe de Gerona y Príncipe de Viana, correspondientes a los primogénitos de los Reinos de Castilla, Aragón y Navarra, cuya unión formó en el siglo XVI la Monarquía española.
Desde su matrimonio en 2004 con Letizia Ortiz la actividad institucional del Heredero de la Corona ha ido adquiriendo su velocidad de crucero, según fuentes del Palacio de la Zarzuela.
Don Felipe comenzó a incorporarse poco a poco a sus funciones institucionales como Heredero de la Corona -que no están escritas en la Constitución- con anterioridad a su enlace, concretamente desde 1996, una vez que terminó su formación superior (es licenciado en Derecho), que completó con un Master en Relaciones Internacionales en la Edmund Walsh School of Foreign Service de la Universidad de Georgetown (Washington D.C.) y estancias en Bruselas.
En la actualidad, es teniente coronel del Cuerpo General de las Armas del Ejército de Tierra (Infantería), capitán de Fragata del Cuerpo General de la Armada y teniente coronel del Cuerpo General del Ejército del Aire, categorías que ha alcanzado realizando los correspondientes cursos para ascender.
Desde el 96, el Príncipe viene realizando una media anual de 320 actos oficiales, 14 viajes al extranjero, 62 discursos y recibe a unas 1.300 personas al año, que suelen ser próximas a su generación, con el objetivo de mantenerse informado de la realidad nacional e internacional.
Ha visitado además de forma oficial todas las Comunidades Autónomas, con la excepción de las ciudades de Ceuta y Melilla y mantiene periódicamente encuentros y reuniones con los órganos constitucionales y con las principales instituciones del Estado con el objeto de estar al corriente de sus actividades.
También desde 1996 asume la representación del Estado en las tomas de posesión de los presidentes iberoamericanos y sólo se ha ausentado en una porque el Gobierno así lo decidió, la del presidente de Honduras, Porfirio Lobo, en enero de 2010, con el fin de mostrar el rechazo de España al golpe de Estado que meses atrás expulsó a Manuel Zelaya.
La asistencia a estas tomas de posesión convierte al Príncipe en un instrumento de la política exterior de España y le ha brindado desde hace más de una década una excelente oportunidad de estrechar lazos y entablar contactos con los líderes de la región, un subcontinente que conoce en profundidad.
Además de desarrollar un papel muy activo en la promoción de los intereses económicos y comerciales de España y en el fomento del conocimiento de la lengua y cultura españolas en el exterior, es presidente de honor de varias asociaciones y fundaciones, como la Fundación Príncipe de Asturias, Príncipe de Gerona, Codespa, la Asociación de Periodistas Europeos o el Real Instituto Elcano.