Al estar más atlético, tiene más fibra en el cuerpo y menos grasa en la cara, lo que hace sus arrugas más visibles
La reaparición televisiva de José María Aznar ha desatado algunos intereses al margen de la política. Ese ha sido el caso de la imagen del expresidente, analizada por Beatriz Miranda en LOC de El Mundo.
Uno de los puntos a los que se refiere la periodista, autora de Sin noticias de Dior (La Esfera de los Libros), es el referente al color del pelo que luce Aznar. ¿Tinte o natural?
Podría ser cualquiera de los dos casos, aunque su bigote luce canas.
«Si el expresidente usa tinte o no es un enigma, no como Ana Botella, que colorea su melena en la peluquería Peque, donde coincide con Naty Abascal».
Otra cuestión capilar, la de las cejas y el bigote. Respecto a la primera, se las ha recortado «sin que se note» para darles menos volumen y más finura.
En cuanto al bigote, símbolo de Aznar, Miranda indica que prácticamente se lo ha rapado, dando lugar a un «bigote de tres días» que es una «curiosa tendencia para disimular la escasa movilidad de su labio superior».
En un plano general:
«Al estar más atlético, tiene más fibra en el cuerpo y menos grasa en la cara, lo que hace sus arrugas más visibles».