"Sólo quiero salir con mi hermana y comprar DVD, CD y dulces de caramelo y chocolate"

El ‘hombre elefante’ que mide más de 2 metros no para de crecer y ya no cabe en su silla de ruedas

Padece el síndrome de Proteus, la misma enfermedad que se atribuye a Joseph Merrick, quien se hizo famoso en el siglo XIX

Su vida es un rosario de dolencias y operaciones. Hasta en 74 ocasiones ha pasado por el quirófano. Al gigantismo se unen la hidrocefalia y la epilepsia

La familia de un hombre de 24 años que padece gigantismo y síndrome de Proteus, residente en Walsoken, en el condado inglés de Cambridgeshire, ha lanzado una campaña para intentar recaudar las 8.000 libras esterlinas (casi 10.000 euros) que cuesta una nueva silla de ruedas. Su caso lo recoge el diario británico ‘Daily Mail‘.

Robert Smith padece una rara condición que provoca que su piel y sus huesos se desarrollen de forma inusual. Robert mide unos 2,15 metros, pesa 120 kilos y no deja de crecer. Es la misma enfermedad que se atribuye a Joseph Merrick, bautizado como ‘El Hombre Elefante’, quien se hizo famoso a finales del siglo XIX.

UN ROSARIO DE MALES

La vida de Robert es un rosario de dolencias y operaciones. Hasta en 74 ocasiones ha pasado por el quirófano. Al gigantismo se unen la hidrocefalia y la epilepsia que le han acompañado siempre. Para colmo de males, hace tres años sufrió una meningitis y, desde entonces, no puede caminar. Necesita una silla de ruedas pero al no dejar de crecer ya no cabe en la que venía utilizando. Y su familia no posee los 10.000 euros que cuesta una nueva.

«Robert sólo ha salido de casa unas cuatro veces en los últimos tres años. No puedo empujarle fuera porque es demasiado grande y pesado», relata su madre, Rita, de 66 años, y a su vez aquejada de osteoporosis, artritis y elevados índices de colesterol y presión arterial. «Una silla de ruedas motorizada cambiaría nuestras vidas», explica la mujer.

DEPRIMIDO

Su hijo se siente cada vez más deprimido, a medida que pasan los días y se prolonga su reclusión forzosa. «Sólo quiero salir con mi hermana y comprar DVD, CD y dulces de caramelo y chocolate», cuenta el propio Robert.

Su madre, a pesar de vivir entregada a sus cuidados, asegura que no le cambiaría por nada en el mundo. Y que lo único que necesita son los 10.000 euros que cuestan una silla de ruedas nueva. O, lo que es lo mismo, la llave para la libertad de Robert.

 

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