José Fernando tenía cerca de un millón de euros en el banco por la herencia de la Jurado...¿cuánto le queda?
Cuando Rocío Jurado y José Ortega Cano (59 años) viajaron a Colombia para adoptar a su hijo José Fernando (20) descubrieron que el niño tenía una hermana pequeña, Gloria Camila (18).
La artista fue incapaz de separarlos, así que decidieron ampliar la adopción y traerse a España a ambos. Hubo posado ante la prensa. El matrimonio, que no pudo tener hijos biológicos, estaba pletórico. Rocío era muy sincera cuando afirmó que «esta adopción ha sido una prueba de amor a José».
PROBLEMAS DE ADAPTACIÓN
Pero al poco tiempo vieron que José Fernando tenía muchos problemas de adaptación, dado su carácter. El pasado jueves, su deriva le ha llevado a ingresar en prisión sin fianza, ordenado el pasado jueves por la juez de Instrucción número 12 de Sevilla, por agredir supuestamente a un hombre y robarle el coche junto a un club de alterne llamado ‘El Rey 2000’, en la localidad sevillana de Castilleja de la Cuesta.
El hijo de Ortega Cano siempre fue un niño indomable e insoportable. Tuvo educadores especiales y psicólogos; incluso, le mandaron a un internado en Estados Unidos especializado en chicos rebeldes, pero regresó a España cuando su madre cayó enferma víctima de un cáncer de páncreas.
Cuando Ortega Cano enviudó y se instaló con sus hijos en la finca ‘Yerbabuena’, tras verse obligado a salir de la casa de ‘La Moraleja’, que se dejó en herencia para los tres hijos de Rocío Jurado (Rocío Carrasco, José Fernando y Gloria Camila), comenzó su particular calvario.
El joven pasó por distintos colegios sevillanos, y en todos con los misma cantinela. De los curas a los centro bilingües, de los más estrictos a los más tolerantes. Ortega Cano no podía con este chico rebelde e insoportable, quien él mismo se definía como bipolar y que no atendía a nadie. Le mandaron a Irlanda, pero también le expulsaron del colegio. Las madres de sus compañeros estaban horrorizadas ante la perspectiva de que sus hijos salieran con él.
PREOCUPADOS POR EL TORERO
Cuando José Fernando regresó definitivamente a ‘Yerbabuena’, hubo un extraño robo en la habitación del diestro. Le quitaron los relojes de gran valor y dinero. Ortega hizo una denuncia ante la policía, que acabó retirando. Se rumoreó que su hijo y su sobrino podrían andar detrás.
«Mi hijo se cree muy hombre, pero aún tiene que aprender mucho de la vida. Tiene muy buen fondo y espero que recapacite»,
dijo el torero en su defensa. Pero ni él mismo se lo creía.
Llegó a la mayoría de edad, tuvo una bronca con su padre y se independizó. Tenía cerca de un millón de euros en el banco por la herencia de la Jurado.
En un primer momento, accedió a ponerlo a plazo fijo. Pero hoy nadie sabe lo que le queda de esa herencia millonaria.
«Por Castilblanco se comenta que hasta sus amigos tienen el pin de su tarjeta. Se gasta miles de euros en juergas en prostíbulos»,
dicen. En esa localidad todos saben de sus andanzas:
«Lo que le ha pasado estaba cantado. Es un pieza, va con lo peor». Hasta los Ortega saben que esta detención se iba a producir en cualquier momento.
«Mi tío ha hecho lo imposible por enderezarle pero no ha habido manera», asegura Paco Ortega. El diestro calla y se duele: «Le van a matar de un infarto», comenta su pareja Ana María Aldón entre sus cercanos.
De momento, ya ha tenido que ser asistido en su domicilio de Sevilla. Ahora volverá a ayudar a su hijo. «Soy su padre», repite el torero.