La baronesa se estaba tomando un tentempié en una cafetería de Madrid cuando los vio, corriendo hacia ellos

Tita Cervera se encuentra de sopetón con Borja y su nuera y ¡pelillos a la mar!

Madre e hijo llevaban la friolera de catorce meses sin verse cara a cara

Tita Cervera se encuentra de sopetón con Borja y su nuera y ¡pelillos a la mar!
La baronesa Thyssen, su hijo Borja y Blanca EP

Fue un encuentro pacífico, que tal y como detallaban los testigos que lo presenciaron, duró aproximadamente una hora

La baronesa Thyssen y su hijo Borja no mantienen una relación muy apacible. Sus continuas idas y venidas y los encontronazos de Tita con su nuera, Blanca Cuesta, les han llevado a estar más separados que unidos y es que ya pasaban catorce meses desde su último encuentro.

Una larga temporada que ha finalizado cuando la pareja y la baronesa se encontraban por sorpresa por las calles de Madrid.

MUCHO TIEMPO SIN VERSE

Carmen Cervera ya estaba cansada de mantenerse alejada y enfrentada con su hijo Borja. Sin embargo, sus intentos por acercarse a su primogénito no fueron muy exitosos y hasta el día de hoy, madre e hijo llevaban catorce meses sin verse cara a cara, concretamente desde octubre de 2012, cuando Tita acudió por sorpresa a la Clínica Rúber tras el nacimiento de su tercer nieto.

Pero el destino se ha querido cruzar en el camino de la familia Thyssen. Tal y como informa el diario ‘El Mundo‘, Tita se encontraba deleitando un rico tentempié en compañía de un amigo en la cafetería Vait, situada frente al museo que lleva su nombre, cuando alzó la vista y se encontró con la persona que seguramente menos se esperaba, pero más deseaba: su hijo Borja y la mujer de este, Blanca, disfrutaban de un bonito paseo.

CORRIÓ HACIA ELLOS

Sin pensarlo dos veces, la baronesa corrió al encuentro de la pareja, haciendo caso omiso a las múltiples miradas que en ellos se posaban. Para sorpresa de todos, Borja guardó las formas, y lejos de resultar un encuentro tosco e incómodo, resultó ser un momento afectuoso, donde madre e hijo intercambiaron una agradable charla.

Mientras, Blanca se mantenía al margen, sin querer inmiscuirse en la conversación, hasta que fue el propio Borja el que forzó ese tan esperado saludo entre Tita y su nuera.

Un encuentro pacífico, que tal y como detallaban los testigos que lo presenciaron, duró aproximadamente una hora. Una animada y cariñosa imagen que muchos echaban en falta después de tanto tiempo.

Lo que allí se dijeran, sólo lo saben ellos, pero quién sabe si a raíz de este golpe del destino, madre, hijo y nuera recuperan las buenas relaciones de antaño, y los reproches, los enfados y las malas caras pasan a formar parte del pasado.

 

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