Incorporado en su cama de planta del Hospital Casa de la Salud de Valencia el torero revive los dramáticos momentos

Enrique Ponce: «Sentí que el pitón llegaba hasta el cuello, tengo que dar gracias a Dios»

"El toro me prendió por la banda del vestido y me quedé enganchado"

Enrique Ponce: "Sentí que el pitón llegaba hasta el cuello, tengo que dar gracias a Dios"
Enrique Ponce en el hospital EFE

"Me percaté desde el primer momento de lo que llevaba encima, pero quise permanecer en el ruedo hasta ver morir al toro"

«Me percaté desde el primer momento de lo que llevaba encima, pero quise permanecer en el ruedo hasta ver morir al toro e irme con la imagen de los dos pañuelos asomando en el palco, quería irme al quirófano más orgulloso y satisfecho, entre comillas, más contento».

Palabra de Enrique Ponce. Torería hasta en el hule. Incorporado en su cama de planta del Hospital Casa de la Salud de Valencia revive los dramáticos momentos vividos en la tarde del martes. Segundos eternos, aprisionado contra el suelo entre las astas:

«Sentí que el pitón llegaba hasta el cuello, tengo que dar gracias a Dios». Una cornada de 25 centímetros de pronóstico «menos grave» en la axila y una fractura de la clavícula izquierda cuando se disponía a pasaportar al primero de su lote.

EVOLUCIONA FAVORABLEMENTE

«He pasado la noche bien dentro de lo que cabe, la primera cura ha ido bien, los médicos han encontrado la herida en buen estado y además no he tenido fiebre», valora positivamente sobre una evolución en la que «los calmantes» le han «ayudado a descansar un poco».

Sin embargo, como a estas alturas no es la primera herida de guerra del diestro de Chiva, Ponce es consciente de que el riesgo está más allá de la cornada. El quirófano ya espera.

«Estamos ahora pendientes de la clavícula fracturada, tienen que operarme, pero todavía no sabemos cuándo ni quién lo va a hacer», aunque sí tiene claro el dónde:

«Será en Madrid, porque es más cómodo para nosotros seguir allí todas las curas y el proceso de rehabilitación, además así no tendremos que estar viniendo a Valencia para ello».

MILAGROSO RECORRIDO

En este sentido, pese a la extensión de la cornada, el «milagroso» recorrido del pitón «al no tocar ni órganos ni arterías importantes» convierte en prioridad la lesión ósea. Por eso, Ponce cree que «la clavícula va a mandar en el tiempo de recuperación, la cornada fue limpia, se curará y listo, pero la fractura requiere una operación y una posterior rehabilitación».

«No me pongo plazos porque todo es muy reciente, pero me gustaría estar para Sevilla, veremos a ver cómo me voy recuperando», se atrevió a aventurar.

«En el toreo casi siempre la diferencia entre que te coja un toro o no te coja está en un centímetro e incluso un milímetro… Era consciente de que tenía las dos orejas cortadas y tenía que matar al toro bien», asumió «consciente», de que se la estaba «jugando».

«El toro me prendió por la banda del vestido y me quedé enganchado: ¿La mala suerte? Que hizo por mí en el suelo y me dio la cornada en la axila. ¿La buena? Que el pitón fue esquivando venas y arterias y llegó hasta el cuello sin hacer mucho daño», ponderó insistiendo que tiene que «dar gracias a Dios».

 

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