El Missisipi es un río egoísta, que no devuelve los cuerpos de quienes se lanzan a él
Lydia Lozano está muy de actualidad desde que el pasado viernes en el Deluxe se enfrentara al polígrafo a cuatro protagonizado por sus compañeros.
El mismo tuvo una gran repercusión en las redes sociales, pues algunos lo interpretaron como una lapidación pública hacia la rubia periodista.
Visto desde fuera, daba esa impresión, para qué nos vamos a engañar. Sin embargo, tampoco se entiende que la colaboradora de Sálvame se prestara a ese juego. La única explicación es el tema económico. Por lo demás, flaco favor le hizo.
Hace años, los currantes de la información no eran noticia por su vida privada. Sin embargo, esto ha cambiado. La línea que separa al periodista del personaje es muy delgada.
Es por eso que hay que andarse con pies de plomo y no aceptar ciertas entrevistas ni jugar a ciertos juegos. Nada que ver a lo que ocurre en Argentina, donde periodistas tan conocidos como Jorge Rial o Luis Ventura hablan de sus circunstancias personales, ocupan portadas de revistas y siguen siendo respetados en su profesión.
Ylenia en el recuerdo
El cinco de agosto, Albano y Romina Power estarán en el Casino de Perelada actuando.
Tras años de acusaciones cruzadas, la ex pareja ha enterrado el hacha de guerra. La crisis obliga a reinventarse, de ahí que se hayan puesto de acuerdo para volver a cantar juntos sobre el escenario. Fuera de él, poco comparten.
Todavía es más lo que les separa que lo que les une. El alejamiento empezó el día que su hija mayor, Ylenia, desapareció en Nueva Orleans.
De eso hace ya muchos años. Un tema que, al igual que el de la desaparición de la madre del cantante Luis Miguel, cada cierto tiempo, vuelve a la actualidad.
Si algo le achacan a Lydia en los platós es el caso Ylenia. El asunto acabó como el rosario de la aurora, aunque el cantante nunca llegó a demandarla.
Sin embargo, es una losa pesada la que arrastra Lozano. Hace un tiempo, Albano estuvo en Barcelona y se reunió con la prensa para hablar sobre el próximo concierto del cinco de agosto. Se mostró alegre y desenvuelto.
Tras años de dudas e incertidumbre, hubo un día en que llegó a la conclusión que su hija mayor estaba muerta. Las pruebas que le mostraron lo convencieron:
«El Missisipi es un río egoísta, que no devuelve los cuerpos de quienes se lanzan a él».
Nada que ver con Romina, que sigue aferrada a la idea de que aquella niña que alumbró siendo muy joven todavía vive. Una historia, sin prueba de vida, cuya banda sonora es Felicità.
