A nadie parece preocuparle que deambule por las calles de Castilblanco con los ojos enrojecidos
Apenas se sabe nada sobre su paradero. Es como si a José Fernando Ortega se le hubiera tragado la tierra. El hijo rebelde de Rocío Jurado parece dispuesto a seguir haciendo su vida alejado del mundanal a ruido, a pesar de que su comportamiento sigue siendo igual de conflictivo que el que le llevó a pisar suelo penitenciario.
El olor corporal insoportable
Alterna con amistades realmente tóxicas y con chicas, amén de la pérfida Michu, a las que sólo les excita el dinero y la popularidad. Será su sino hasta que decida virar el timón de un barco que navega a la deriva. Su aspecto sigue siendo descuidado y su fuerte olor corporal, la prueba inequívoca de que su situación es más que preocupante. Quienes le han visto en los últimos días dan la voz de alarma al tiempo en que buscan responsables del ocaso de un joven que, pudiendo tenerlo todo, únicamente colecciona soledad y desamparo.
Su hermana ausente
Porque José Fernando está ahora más sólo que nunca. A nadie parece preocuparle que deambule por las calles de Castilblanco con los ojos enrojecidos. Tampoco que se funda la herencia de su madre en juergas que, me aseguran, han acabado varias veces con presencia policial. Es el desinterés en mayúsculas.
De hecho, su hermana Gloria Camila tampoco parece ya muy interesada en querer ponerle en vereda. Su contacto es tan limitado que, en ocasiones, es el propio Josefer el que telefonea casi pidiendo clemencia.
Tal y como anunciamos hace unas semanas en ElSemanalDigital, tampoco tiene relación con sus tíos ni su prima Rocío. Nada se sabe de ese Pepe El Marismeño que sí sacó tajada por ventilar públicamente los motivos del ingreso del joven en la clínica de desintoxicación de la que lleva la comunicación.
Es de chirigota gaditana. A nadie parece sorprenderle su actitud ausente, a pesar de que haya hecho ver que era casi padre protector. Ay. Entre todos le mataron y el solito se murió.