El cocinero, actor y presentador, Karlos Arguiñano, habla sin tapujos en una entrevista concedida a El País, en donde da su visión sobre: programas de cocina, la televisión actual, ideología y su visión como empresario.
Una de las cuestiones más candentes que le preguntaron a Arguiñano fue el ‘boom’ que se está viviendo últimamente con los programas de cocina.
El cocinero lo tiene claro: para él no son más que «una burbuja», apostilla, «aunque esta no nos va a arruinar».
Aún así, a Karlos Arguiñano le han ofrecido varias veces saltar a otros formatos televisivos, como por ejemplo los que están tan de moda últimamente, pero el cocinero se mantiene en sus trece:
«He dicho a todo que no. Mi formato es el que manejo bien. No quiero estar en un programa de mucho éxito durante seis meses y luego retirarme. He demostrado que tengo razón».
Arguiñano está muy orgulloso de ser de los pocos que ‘sobreviven’ en la parrilla televisiva desde hace más de veinte años y después de más de 5.500 programas, superando en muchas ocasines a tertulias políticas y de otro tipo de programas.
Ante la pregunta de, ¿es un chollo Arguiñano para las cadenas? El cocinero responde lo siguiente:
«Un chollo no creo, pero sí un valor seguro».
«He estado años sin mirar las audiencias y ahora sólo un par de veces por semana. No me agobian».
Karlos Arguiñano habla sobre su visión ideológica y empresarial. El actor, cocinero, actor y empresario hace de todo: produce y comercializa vino y aceite, tiene un restaurante, una escuela de cocina, una productora de televisión que se encarga, además de su programa, de otros clásicos de la parrilla como Decogarden o Bricomanía.
Además, tiene un equipo de motos que compite en el Mundial, está metido en la pelota vasca y ha editado decenas de libros. ¿Alguien da más?
«Siempre he sido de izquierdas y me he dado cuenta ahora, después de los 60, de que soy empresario. Pero sigo siendo de izquierdas, lo tengo claro. Siempre he pensado que hay que estar con los pobres, a los que no les toca la lotería».