Ella espera, en silencio, mientras Isabel Preysler y Vargas Llosa disfrutan de sus primeras vacaciones como novios a bordo de un yate de unos amigos en la Costa Azul (‘The Daily Beast’ llama a Isabel Preysler «rompehogares» por su idilio con Vargas Llosa).
Hace una semana, el escritor y la reina de corazones se marchaban en un avión privado desde Barajas rumbo a un lugar desconocido.
El destino era tan secreto que algunas amistades íntimas de la pareja lo desconocían («Vargas Llosa es un personaje mundano, hedonista, seductor, con perfil cosmopolita, lejano del literato hosco y retraído»).
Y ahora surge Patricia LLosa, tras pasar dos semanas en Ibiza, en compañía de su familia.
Más relajada y morena, la todavía esposa de Vargas LLosa regresa a Madrid, donde ha lucido, como si nada, su sencilla alianza de casada.
¿Tendrá en mente una posible reconciliación?
Ni el bochorno, ni el dolor, ni la rabia han podido con ella y es que 50 años en su dedo son muchos años.
La alianza de casada de Patricia Llosa sigue intacta en su mano izquierda y así se muestra en las últimas fotografías publicadas en Instagram.
Esto parece confirmar lo que aseguraba su círculo cercano tras destaparse el romance de Mario e Isabel Preysler el pasado mes de junio: Patricia creía que éste era un affair más de su marido y que, tarde o temprano, regresaría a su lado, como había ocurrido tantas otras veces.
Con o sin anillo, lo cierto es que Patricia ha regresado a la capital después de disfrutar de dos semanas de vacaciones en Ibiza.
Acompañada por su hija Morgana y sus nietos, la empresaria se ha relajado y ha recargado pilas para afrontar las nuevas noticias: Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler, recién llegados de una escapada romántica en Zurich, planean su próximo viaje de enamorados.
