Siendo banquero (o exbanquero) se puede decir con cierta chufla que se le acabó el amor por falta de interés.
El caso es que Mario Conde y su segunda esposa, María Pérez-Ugena Corominas, se han divorciado.
Tal y como ha podido confirmar La Otra Crónica (El Mundo) en exclusiva, fue el 2 de febrero de 2016 cuando el que fuera presidente de Banesto y la profesora de la Universidad Rey Juan Carlos I rubricaban de mutuo acuerdo la escritura que disolvía su unión matrimonial ante un notario de la calle Velázquez de Madrid, en el barrio de Salamanca.
Con esta firma, la pareja ponía punto y final a más de seis años de relación. Eso sí, a pesar de la tristeza evidente por la deriva de su proyecto de vida en común, no ha habido ningún tipo de conflicto entre ellos a la hora de finiquitar su matrimonio, ya que se casaron en régimen de separación de bienes. Conde y Pérez-Ugena han optado por el novedoso divorcio notarial, una realidad en España desde el pasado día 3 de julio de 2015, cuando se publicó la nueva Ley de la Jurisdicción Voluntaria.
Conde y Pérez-Ugena no han podido solventar las diferencias que les separaban desde el pasado verano de 2016 cuando tomaron caminos diferentes para darse un tiempo. Entonces se enfrentaban a un futuro incierto que ni los propios protagonistas podían concretar.
Ella se mudó temporalmente a Almería, su tierra natal, y se centró en cuidar de su madre enferma, viuda de un gobernador civil de la provincia en los años 70. Él siguió con su vida a caballo entre Madrid y Galicia. Algunos de sus amigos y familiares confiaban en que se produjera un acercamiento que finalmente no ha sido posible. No hay visos de reconciliación. El divorcio es definitivo.