El presentador de “El Hormiguero” no daba crédito al mensaje enviado por el presidente del Gobierno a su invitada

Cristina Cifuentes noquea a Motos con un SMS de Rajoy y desata la fiebre bailonga de Eduardo Inda

Un mensaje de SMS de Mariano Rajoy marcó el paso de la presidenta madrileña Cristina Cifuentes por El Hormiguero de Pablo Motos.

«El Motos se aprovecha así que ya sabes», rezaba el texto remitido por el presidente del Gobierno a la responsable de la gestora del PP de Madrid, a la que consideró su «mejor valedora», después de que el presentador presionara a la invitada para, primero, enviarle el mensaje a Rajoy firmado como Cifu y, después, conocer el contenido de la respuesta.

Explica Matilde Pimentel en EsDiario que, y eso que a Motos y a Trancas y Barrancas les costó sacarle a Cifuentes el contenido del mensaje después de que se lo enseñase fugazmente al primero. «Toda la conversación que tengamos esta noche no va a ir a ninguna parte si no lees el mensaje», reclamó el de Requena.

«Otro mensaje y yo creo que Mariano viene encantado», aseguró la invitada, que anduvo en su salsa pese a algunas preguntas comprometidas como las de la corrupción del PP, la condición de aforada de Rita Barberá o el nombramiento de Eladio Jareño, exjefe de prensa de Alicia Sánchez Camacho, como director de TVE.

Pese a que Motos se había comprometido a que la noche no fuera de «tostón político».

Aún así, el buen rollo se dejó traslucir desde el principio.

«Si hay que bailar, se baila», proclamó la presidenta nada más sentarse en la mesa, en la que, por cierto, al poco sacó el móvil y puso a Motos en un aprieto con su ignorancia tecnológica al echar mano de Periscope después de que el programa le hubiera puesto las declaraciones de Celia Villalobos.

«Si digo yo eso mi hija me lava la boca con jabón».

Pero tal vez el mejor momento lo cosechó con las preguntas irreverentes de las dos hormigas.

«Me cae muy bien Juan Carlos Monedero. Era vecino mío de cuando éramos pequeñitos. El roce hace el cariño», desveló la presidenta, que también causó sensación al reconocer que había aparecido «de repente, sin querer» en una playa nudista de Almería y que su último pedo se lo cogió en campaña con un par de cañas.

«La decadencia máxima».

Cifuentes incluso logró unir en elogios, por separado, a dos personas tan diametralmente opuestas como Jorge Verstrynge, que elogió su valentía política, y a Eduardo Inda, que se vino tan arriba que hasta se arrancó a mover el esqueleto con los acordes de la melodía de El Hormiguero aún reconociendo que iba a perder respeto con su baile.

Claro que para baile el de la despedida entre presentador e invitado. Tal y como habían prometido al inicio del programa, ambos se fundieron en un abrazo a los acordes de una lenta. Ya lo había dicho Cifuentes: «Si hay que bailar, se baila. Pero agarrados».

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