Conseguir un trabajo o, en esta caso, una de las sillas en las que se sientan los habituales del programa que conduce Paz Padilla o Jorge Javier Vázquez, es difícil. Además de uno de los bienes más preciados que puede haber ahora en televisión.
Una colaboración muy bien remunerada, fija y con proyección de futuro. Algo por lo que Lydia Lozano, Kiko Hernández o Matamoros están más que acostumbrados a ceder y participar en disfraces, peleas y circos varios.
Pero a ello se suma ahora la búsqueda de nuevos colaboradores para sustituir a Raquel Bollo, a Karmele Marchante o a Rosa Benito. Chiqui, Rafa Mora o Mónica Hoyos, entre otros, han competido para alzarse con una de esas vacantes.
Y, entre otros, también el fotógrafo Jordi Martín, que no ha dudado en jugar sucio y poner a escurrir a una de las habituales de Sálvame para generar morbo y visibilidad.
Guerra sucia
En esta ocasión le ha tocado la china a Mila Ximénez. La íntima de Kiko Hernández y Martín han tenido un agrio enfrentamiento que ha acabado en los tribunales.
Jordi amenazaba a Mila en el programa de Divinity «Cazamariposas» asegurando que Ximénez jugaba sucio y que no le tenía miedo. Unas acusaciones ante las que Ximénez, acostumbrada a los ataques, no le temblaba el pulso y prometía acciones legales contra Martín.
Al final Jordi comprendió que, quizás, se había pasado con la ex de Manolo Santana y que se iba a ganar más de una visita al juzgado. Por lo que acabó pidiendo perdón a Ximénez viendo que, quizás, tensó demasiado la cuerda para conseguir el ansiado puesto y no calibró las consecuencias. Unas ganas de hacerse autobombo que se han saldado con la afirmación de Mila, mientras abandonaba indignada el plató, de que se niega a trabajar con chantajistas.