El CNI grabó al rey Juan Carlos confesando su amor por Marta Gayá

El CNI grabó al rey Juan Carlos confesando su amor por Marta Gayá
Marta Gayá y el Rey Juan Carlos

El Rey emérito fue espiado a finales de los 90 mientras hablaba por teléfono con su amigo, un conocido empresario madrileño, según revela OK Diario. El entonces CESID, servicio secreto anterior al CNI, grabó la llamada en la que el monarca confesaba su amor por Marta Gayá. «Nunca he sido tan feliz», decía Don Juan Carlos desde el asiento de su coche.

La llamada en cuestión se produjo el 4 de octubre de 1990. En aquellos momentos, el Rey se dirigía al Palacio Real para asistir a una entrega de credenciales y después almorzar en su casa, en la Zarzuela, tal y como le cuenta el propio Juan Carlos a su interlocutor.

Según publica Informalia, durante la conversación, el monarca le confiesa a su amigo la tensión que se vivía en Palacio después de que la revista Tribuna desvelara meses antes su íntima amistad con Marta Gayá, una mujer que procedía de una acaudalada familia mallorquina de ascendencia catalana y filipina, decoradora de interiores y divorciada. Ella se movía por aquel entonces entre el madrileño barrio de Chamberí y Mallorca.

«Ayer tuve un momento regular que no se lo he dicho a ella», revelaba el Rey en la charla con su amigo destapada por el medio de Eduardo Inda. Ella era Gayá. «Lo tuve que mandar callar… Le dije que yo no me metía en su vida privada. Que él hiciera el favor de no meterse en la mía. Comprendo que soy un hombre público pero yo sé muy bien lo que debo hacer», alegaba el monarca.

En otro momento de la conversación se deduce que algún amigo del Rey le había dejado su barco y se quejaba de haber hecho mal uso de él: «Yo le suelto: oye, un momento, tú tienes un barco, se lo prestas a un amigo y ese amigo lleva tres putas, pues tú qué tal. ‘Pues yo no volvería a prestarle el barco’. Digo, pues yo sí, mira. ‘Ah qué horror vuestra Majestad es el Rey'».

El Rey comentaba durante su charla telefónica que existía una gran atención mediática con varias fotos y artículos, pero que «volverá a bajar el diapasón», manteniendo la tranquilidad y creyendo que todo iba a quedar en el olvido rápidamente.

«Como me decía un primo mío ayer, Michel: ‘Mira, Juanito, date con un canto en los dientes. Llevas 15 años de Rey y es la primera vez que te atacan. Eres un mirlo blanco de todas las monarquías europeas. Fíjate las otras, no harían lo que han tenido que soportar durante los últimos diez años. Uno detrás de otro. No estamos acostumbrados aquí. Ni yo, ni tú, a lo mejor ni Marta (Gayá) ni nadie’. La sociedad española no está acostumbrada a que me digan: los pies blancos, los pies negros o la cabeza tal. En cuanto lleves dos años diciendo esto y cosas de éstas verás tú, no le doy ninguna importancia. Un momento… Es justo una campañita de atención», explicaba Juan Carlos.

El Rey y su interlocutor también se quejaban de la poca indiscreción de alguna persona de su círculo cercano. Ambos convenían que tenían que «tener mucho más cuidado» y cerrar «mucho más los círculos»: «Y yo cuando tenga que hacer una cosa, decirte: lo siento pero yo no piso Flanigan (restaurante de Mallorca) o no piso tal. Cuando lo pise, dos personas y, si hay una más, fuera. Y así de claro. ¿Estamos? Nunca he sido tan feliz», concluía el monarca.

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