Anécdotas, detalles y chapuzas

La oscura cara B de la boda entre Risto Mejide y Laura Escanes

Hubo muchas lágrimas (también por alergia), doble vestido para ambos, looks sugerentes, invitados mediáticos e inesperadas sorpresas

La oscura cara B de la boda entre Risto Mejide y Laura Escanes
Risto Mejide y Laura Escanes en la portada de Hola. PD

Era una de las bodas más esperadas del año y el enlace estuvo a la altura de la divertida ceremonia que Laura Escanes y Risto Mejide habían prometido para especial momento.

La revista ¡Hola!, testimonio exclusivo del emotivo día, ha adelantado a este lunes su edición semanal para desvelar todos los detalles de una ceremonia que tuvo lugar la pasada semana en el Mas Cabanyes de Argentona ante casi 500 invitados entre los que destacaron deportistas, figuras de la comunicación, influencers y bloggers. Estas son las claves de la cara B de una boda que, días después, todavía sigue dando de que hablar.

Dos vestidos para ambos

Las primeras lágrimas de Laura llegaron cuando Marc Ros, el mejor amigo de Risto, le entregó su ramo de novia y le leyó un poema. «Risto es la persona con la que más me río del mundo. ¡Con todas esa fachada de tipo duro que tiene!», asegura Escanes para la publicación.

Ambos novios llevaron dos vestidos distintos durante la velada. Para la ceremonia Escanes optó por un elegante y sensual vestido blanco de Rosa Clará con un escote en V que impresionó a novio e invitados. Risto, por su parte, llevó un traje de raya diplomática realizado por los sastres vascos Exquisuits by de Juana, camisa y corbata de Mirto y zapatos realizados a medida por Ángel Infantes. También lució gemelos de Carrera y Carrera y pañuelos y tirantes de Lindermann.

Para la fiesta posterior, Laura optó también por un vestido sexy creado para la ocasión por Rosa Clará.

Un diseño estilo ‘boho’, que combinaba una sugerente falda plisada a mano en muselina de seda natural y abertura lateral, con un sugerente y profundo escote en forma de corazón. El publicista optó por un esmoquin azul con tejido Cerruti, confeccionado por Pugil Store &Fabric, y un chaleco reversible de la misma sastrería.

Invitados de todo tipo

Entre los invitados, había antiguos y nuevos amigos de Risto Mejide, como Virginia Labuat, que interpretó la canción con la que los novios abrieron el baile, o Mónica Cruz, a la que el publicista conoció en una de sus entrevistas.

Centraron la atención de manera especial Narcís Rebollo que acudió a la boda con Eugenia Martínez de Irujo tras oficializar su relación hace unos días en la Feria de Sevilla, o Carles Puyol y Vanesa Lorenzo que llegaron de la India el mismo día de la boda.

David Guapo, que hizo reír a toda la parroquia en su discurso cerimonial, Santi Millán, Luis del Olmo, Rosa Tous, Jorge Fernández, Alberto Chicote, Paco Roncero, Edurne (que voló desde Manchester antes del atentado), Josep Antoni Duran i Lleida, Paola Vasile, el padre Ángel, Irene Junqueras, Dulceida o María Pombo fueron otras de las caras conocidas.

Entre las sorpresas más celebradas de la ceremonia, los invitados destacaron la increíble decoración que había por todo el recinto como un bosque mágico o el detalle que los novios habían dejado en las mesas para sus invitados: dos perfumes creados por la empresa Drops para la ocasión; 21 para ellas (la edad de Laura), y para ellos 42, la edad del novio. Los recién casados entraron en el salón al ritmo del tema I will survive que acabó en una teatral pose de tango.

La tarta, como era de esperar, tampoco fue al uso. El pastel era un mural comestible, al que le dieron el nombre de Vertical cake, de cinco metros de ancho por tres de alto, con 5.000 brochetas de 15 variedades distintas de dulce y realizado por el equipo de Christian Escribà y Patrica Schmidt, e inspirado en la película Ghost in the shell, una de las preferidas del publicista. Para abrir el baile, los novios eligieron el tema de Adele, Make you feel my love, interpretado por Virginia Labuat, artista a la que Risto apadrinó tras salir de O.T.

Sorpresas inesperadas

Para amenizar la noche, los novios trajeron una réplica del conocido sofá chester para que los invitados se hicieran fotos, además de un tarot con dos echadores de cartas, un puesto de palomitas, un fotomatón, un puesto de pizzas interactivas y un hashtag creado para la ocasión: #toelrato.

Las primeras lágrimas de Risto, que no se quitó en ningún momento sus inseparables gafas, llegaron con el baile nupcial. Eso sí, el publicista confiesa a posteriori en ¡Hola! que «me hubiera encantado que fueran reales…pero eran de alergia, me lloraba un ojo».

Muchos besos, emoción, risas y lágrimas, como se ha visto de todo tipo, para una boda que llevó el sello trasgresor de una pareja que sigue con su cruzada por cerrar las bocas de las críticas.

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